GIGIA DE URBE A UBRE

 

Cayó la fantasmagórica ciudad romana de Gijón, una ciudad sin calles, sin edificios, sin estatuas, sin tan siquiera basurero urbano. Una ciudad jamás mencionada por los romanos. La patrona del Gijón romano ha reconocido en declaraciones al diario el Comercio de Gijón 3/2/2023  página 2  que era "un núcleo semiurbano" una "aglomeración secundaria" en un patético intento de salvar los muebles tras 40 años tirando de la ubre municipal.

Porque "el Gijón romano" resultó ser una ubre prodigiosa de fondos municipales a donde acudieron a mamar los gatos madrileños empadronados ilegalmente en Gijón, un escándalo que acabó en los tribunales con años de suspensión para alguno de los lugartenientes de Cantoblanco,

 

A pesar del revés judicial o del miedo que pasaron cuando el pueblo intentó arrojarlos al pedrero de San Lorenzo refugiados tras unas vallas metálicas y aullando como perros, se fueron afianzando y envalentonando.

Areces, príncipe de la tortilla, un megalómano que dejó Gijón como un erial, Zalia, Muselón, etc los puso a cuerpo de rey a mamar la leche, la manteca, la mantequilla y no le llevaron a la vaca los cuernos de puro milagro.

Medio Gijón juvenil huyendo en ALSA a Madrid a trabajar, las famosas leyendas urbanas del PRÍNCIPE DE LA TORTILLA y en viaje inverso los gatos madrileños a chupar de la urbe digo de la  ubre magnífica.

Porque Gigia fracasó como urbe pero triunfó como ubre. Llegaban a Cimavilla los gatos madrileños a encaramarse a  los muros de la supuesta muralla romana ronroneando y al olor de las sardinas del viejo barrio marinero al gato madrileño le ha despertado el hambre.

Trajeron a Mary Beard aquella vieja desdentada a la que casi matan de una fabada. Trajeron al vendedor de zapatos con título de arqueólogo. Organizaron la exposición "Astures" con piezas procedentes de Tarragona y Andalucía. Avalaron el aquelarre de Iruña Veleia.  Estuvieron a punto de cargarse el mosaico de Veranes con "la chapuza al cubo". 

Dijeron que habían encontrado no se que historieta de un carboncillo al estilo de la mano de Irulegui o los Porkis de Veleia. Dijeron que habían encontrado la madre de todas las sillas, una silla romana en Cimadevilla a la que le hicieron las pruebas de radiocarbono y resultó ser altomedieval.

Negaron las guerras cántabras a pesar de todos los campamentos militares que aparecían por aquí y por allá.

Y cuando les preguntaron donde están las calles, donde están los edificios, las intersecciones, el plano urbano en definitiva, no acertaron a responder como su discípula de Lucus Asturum ¡¡¡los vecinos se llevaron las piedras para sus casas!!!! se las llevaron y ya no están.  

Es la hora de Cholo Juvacho el viejo barrio marinero necesita otra canción "se lo llevó la mar, se lo llevó la mar, las piedras de Gigia se las llevó la mar".