Versión grabada en Bustapena (VILLANUEVA DE OSCOS / VILANOVA D’OZCOS) por Jesús Suárez López.
Narrada por Carmen López González, 76 años (2013)
Esta oración… da abuela d’aquí d’esta casa, que lo decía a abuela.
Cuando tábamos aquí, que a luna sale hacia ahí, dice: “Hoi, mira, ta
allí a luna, hai que decirlle esto…” Y decímoslle eso:
Dios te bendiga, lúa nova,
que nun te vin hasta ahora,
que nu me dola dente nin mola,
nin me trabe can nin colobra,
nin sapo nin sapagueira
nin ningún mal de fora.
Eso dícese cuando nace a luna. Cuando empeza a luna a vese, que ten
un cerquín piquinín… dicen que decindo eso que nun pica culobra, que nun
pican os males, os bicbos malos… Nun sei se’a verdá se non. Eu sempre
que la veo así… eso, dígolo. Después nun sei se vale se non vale. A min,
gracias a Dios, hasta ahora nu me picóu nada y anduve muito nel monte,
nel herba, enos prados, en todo… pódeme picame algúa, ¡eh!, pero bueno,
hasta ahora…
CÁTEDRA ARCHIVO DE LA TRADICIÓN ORAL DE ASTURIAS
Más allá de la perplejidad que nos produce el hecho de
que en la Asturias del siglo XXI —tras un proceso milenario de
cristianización— se siga invocando a la luna como en las culturas
primitivas, resulta sorprendente comprobar la extraordinaria difusión
geográfica de esta invocación a la luna nueva para la prevención del
dolor de muelas, la mordedura de perro, la picadura de animales
ponzoñosos y las enfermedades “de afuera”.
Por lo que respecta a la tradición asturiana,
esta invocación
a la luna se encuentra únicamente en los concejos del extremo
occidental (con testimonios documentados en Ibias, Allande, Grandas de
Salime, Eilao, Villayón, Os Ozcos, San Tiso d’Abres y Castropol),
pero su área de difusión se expande por la vecina Galicia y el norte de
Portugal, formando un núcleo compacto de versiones que se circunscribe
exclusivamente al cuadrante noroccidental de la Península.
Fuera ya de la península Ibérica, podemos encontrar invocaciones
similares en la región de Poitou-Charentes, en la costa atlántica
francesa, donde también se pide a la luna protección contra la mordedura
de perros y serpientes:
Bella luna, yo te veo…
guárdame de tres cosas:
del encuentro con malos perros,
de la tentación de Satán
y de la mordedura de serpiente.
Siguiendo hacia el norte, a orillas del mar Báltico, los campesinos
lituanos se dirigen a la luna nueva solicitando su protección contra una
serie de peligros potenciales que, al igual que en la tradición
asturiana, incluye el dolor de muelas:
Luna nueva,
princesa del cielo,
protégeme de la quema en el fuego,
del ahogamiento en agua,
del dolor de muelas.
Asimismo, en la región de Cieszyn, en el sur de Polonia, se saluda a
la luna nueva para que alivie el dolor de muelas y de cabeza diciendo
estas palabras:
Yo te saludo,
luna nueva,
desde el dolor de muelas
y de cabeza.
En Bohemia, actual república de Chequia, se ruega a la luna nueva que
haga desaparecer el dolor de muelas hasta que se muestre con tres
cuernos, cosa que nunca habrá de suceder:
La luna es nueva
y Dios es bueno,
que no me duelan los dientes
hasta que la luna tenga
tres cuernos de nuevo.
Y con similar finalidad, en el extremo oriental de Europa, los
campesinos de la península de Crimea (Ucrania) se dirigen a la luna
nueva susurrando esta invocación:
Luna nueva,
en ti la cruz de oro.
El hijo pregunta a su padre:
—¿Tienen los muertos dolor de muelas?
—No, no tienen.
—Así pues, el siervo bautizado del Señor
no tenga más dolor de muelas.
A la luz de estos ejemplos y otros muchos que podríamos aducir aquí,
se dibuja un área de difusión de nuestra invocación a la luna nueva que
alcanza los confines de Europa en sus cuatro puntos cardinales, con
testimonios similares documentados en Portugal, España (Galicia y
Asturias), Francia, Italia, Alemania, Polonia, Lituania, Chequia,
Hungría, Ucrania y Rusia.
La extraordinaria amplitud geográfica de esta invocación es indicio de su venerable antigüedad, que se ve confirmada en la
“Physica Plinii Sangallensis”, compilación de remedios medicinales escrita en el norte de Italia entre los siglos VI y VII, la cual nos ofrece sendas recetas contra el dolor de muelas en las que se prescribe la invocación a la luna nueva:
Cuando veas la primera luna nueva, pones las palmas de las manos en las mejillas y dices.
“Luna nueva, dientes nuevos, gusanos podridos os escupo”.
Para el dolor de dientes y de cabeza, dices esto ante la luna. “Luna
nueva, dientes nuevos, gusanos podridos, salid fuera. Al igual que a ti
no pueden atacarte ni lobo ni perro, así tampoco a mí, ni pueda atacar
mi cabeza dolor alguno”.
Como conclusión de este breve cotejo entre versiones antiguas y modernas, cabe manifestar nuestro asombro ante la
extraordinaria capacidad de pervivencia de esta invocación a la luna nueva,
que ha sobrevivido durante más de mil años en la tradición oral y se ha
expandido por toda Europa, mostrando una sorprendente capacidad de
adaptación a pueblos, culturas y lenguas de familias tan diversas como
la románica, la germánica, la báltica y la eslava; lo que hace pensar
que su origen ha de ser muy anterior a sus primeras documentaciones en
latín altomedieval.
Podemos afirmar, en consecuencia, que, más que una “joya” de la tradición oral asturiana, nos encontramos ante una verdadera
“reliquia” del patrimonio cultural hispánico y europeo.
Va siendo hora, por tanto, de que tomemos conciencia de la apreciable
contribución que la tradición oral puede aportar al Patrimonio Cultural
de Asturias y a la dignificación de nuestra cultura tradicional, que es
patrimonio de todos los asturianos —sin distinción de sexos, credos e
ideologías— y está por encima de posturas antagónicas sobre otras
cuestiones.