En la imagen de arriba: Muralla árabe (Cuesta de la Vega). Siglo IX.
http://artedemadrid.wordpress.com/2012/08/27/el-madrid-islamico-en-el-museo-arqueologico-regional-un-paseo-por-los-siglos-x-y-xi/
Hoy, continuando con los artículos en torno al origen de Madrid, el
Madrid árabe, y con nuestro empeño en conocer cómo era la vida de
nuestros antepasados, tras la visita al
Madrid islámico en el Museo de los Orígenes,
visitamos este Museo Arqueológico con el fin de conocer su versión, y a
la vez dar un paseo por la Villa medieval, una vez más.
Comienza la explicación con la llegada de los árabes a la península
en el siglo VIII, con su nueva cultura, lengua, religión… y su impacto
sobre Madrid, que vivió durante casi cuatro siglos bajo su influencia.
Los objetos y restos expuestos en las vitrinas nos ayudan a imaginar, y
nos guían en nuestro
paseo por el Madrid de los siglos X y XI.
Tal como nos recuerda uno de los paneles, existen pocos vestigios
arqueológicos del trazado que Madrid tenía cuando se fundó, en el siglo
IX, pero suponemos que, tras su recia muralla, ”
como la mayoría de las ciudades árabes, tendría un trazado urbano abigarrado y caótico”.
En nuestra región, “
solo Madrid y Talamanca aparecen en los textos árabes como medinas, lo que supone el reconocimiento oficial de su importancia administrativa.
Ambas contaron con un recinto amurallado urbano y quizás otro más
pequeño de carácter militar y administrativo: la alcazaba. En él se
alojaba el gobernador de la ciudad (caíd)”.
En la imagen de arriba: Plaza de Oriente desde los Altos del Rebeque.
La sociedad árabe, en todos sus aspectos, incluida la forma de gobierno,
se regía por el islamismo. La palabra escrita tenía una fuerza
simbólica, de forma que llegaba a todos los aspectos de la vida,
incluidos los objetos domésticos. Hay varios ejemplos, como este
Ataifor o plato hallado en la Plaza de Oriente con el epígrafe
al-mulk (el poder) correspondiente al siglo XI.
Hace pocas semanas, durante nuestro
Paseo en busca de la segunda muralla árabe comentamos cómo gracias a la excavaciones arqueológicas se conoce la existencia de varios
arrabales musulmanes, zonas extramuros que se fueron poblando entre los siglos IX al XI en torno a la primera medina.
A través de los objetos expuestos en este Museo podemos recorrerlos.
Como ya sabemos, en las excavaciones de la
Plaza de Oriente, se encontraron importantes vestigios de la presencia árabe en estos terrenos cercanos al primer recinto amurallado.
En la imagen de arriba: diversos utensilios islámicos; jarra,anafre y cazuela, siglos X-XI
Nuevamente ayudados de la imaginación, continuamos nuestro paseo hacia el arrabal considerado más antiguo, situado en torno a
las Vistillas y las plazas de los Carros y de San Andrés.
En el interior del museo, contemplamos ollitas y cazuelas utilizadas
hace siglos por los vecinos de las plazas de la Morería y del Alamillo,
en las que conservaban y cocinaban sus alimentos, y aprendemos mucho
acerca de sus costumbres. Como ya hemos mencionado en alguna ocasión,
existe una descripción anónima de al-Andalus en el siglo XI que dice:
“
Hay en Madrid una tierra magnífica con la que se fabrican unas
ollas que se emplean durante veinte años sin que se estropeen y que,
además, protegen los alimentos contra cualquier alteración en los días
de verano”.
La cocina
mayrití era muy sencilla, basada en los cereales y
la harina, legumbres, leche a partir de la cual elaboraban el queso, y
la carne, que como estaba reservada para las fiestas se guardaba en
grandes cacharros de cerámica. Tanto los cereales como las legumbres o
la carne, sobre todo de gallina, pero también de oveja o de vaca, y
caza, se cocían y luego aderezaban con hierbas aromáticas.
Podemos observar los recipientes que utilizaban para almacenar los
alimentos, para presentarlos, y los que guardaban los líquidos.
En la imagen de arriba: cantimplora musulmana.Siglos X-XI
Pero no solo los utensilios culinarios nos explican cómo era la vida
en el Madrid andalusí, también los que proporcionaban iluminación y
calor. Durante las sucesivas excavaciones arqueológicas aparecieron
numerosos
Anafres u hornillos, y
Candiles de cerámica.
En la
Plaza de San Andrés, en la Casa de San Isidro
(actual Museo de los Orígenes), se hallaron importantes elementos de
carácter doméstico, algunos muy significativos. Uno de ellos, la famosa
maqueta de una
Puerta de recinto fortificado, realizada a mano
en terracota. Se cree pudo ser un juguete, o un pebetero, como podrían
indicar las quemaduras de las torres. En cualquier caso es un ejemplo de
la importancia que tenía la representación de las fortificaciones en la
sociedad islámica. Junto a ella, contemplamos una pieza hallada en el
mismo solar, una
Torre del juego de Ajedrez.
Mirando todos estos objetos y paseando por las calles construidas sobre los viejos arrabales
mayritíes,
fantaseamos, ¿cómo sería la vida en las viviendas que seguro allí
existieron?. Nos preguntamos cómo sería la vida cotidiana de los
primeros madrileños, en sus casas organizadas alrededor de un patio y un
pozo.
Los hallazgos arqueológicos también nos hablan de la importancia que
tuvieron en el mundo árabe los sistemas de captación de agua, viajes,
pozos y norias, destinados a usos domésticos, higiénicos (baños
públicos) y artesanales. Además, el agua tenía un gran valor debido a la
actividad agrícola y ganadera que desarrollaban.
Arcaduz de una noria siglos X-XI (Casa de San Isidro)
Junto a la Puerta de Moros surgió el arrabal de la
Cava Baja,
que llegaba hasta Puerta Cerrada. Durante las obras en el edificio de
la Cava Baja nº 30, donde se conserva un largo lienzo de muralla muy
antiguo, al parecer el único de construcción altomedieval, es decir, del
siglo XI ó XII, aparecieron también objetos de época islámica.
Desde aquí nos dirigimos a la
calle del Rollo, y sus alrededores.
Recordemos que en esta zona se hallaron numerosos silos con restos que
indican que pudo haber una gran ocupación árabe en la zona: cerámicas y,
lo que es más importante, restos de construcciones, piedras y tejas, de
los siglos X y XI.
En primer término, gran contenedor del siglo XI (calle del Rollo 7)
Los objetos de prestigio, de tocador, o para la escritura, igualmente
nos dicen mucho acerca de la sociedad islámica. En una de las
estanterías de cristal hay un
Anillo que debió adornar la mano de un hombre o una mujer en el siglo XI.
En la calle Requena, cerca de la
plaza de Ramales también está demostrada la presencia de población.
Uno de los objetos expuestos es una bonita
Limeta o vasija sin asas de las que utilizaban los árabes para guardar sus bebidas.
Cada día sabemos un poquito más sobre cómo vivían los primeros
madrileños, en qué trabajaban, cómo cocinaban, lo que comían, el paisaje
que les rodeaba, la rica vegetación y hermosos árboles de distintas
especies que crecían junto a los arroyos… aunque lo más emocionante es
tener la certeza de que aún nos quedan muchas cosas por descubrir.
Por :
Mercedes Gómez