DIARIO EL PAÍS
El acueducto romano de Mérida se viene abajo con gran estrépito sepultando entre sus escombros a una legión de arqueólogos paracaidistas y romanófilos. El de Segovia se tambalea, es un tsunami.
Ya suenan las trompetas de Jericó. Paracaidistas y pequeños ganapanes huyen despavoridos ante las evidencias científicas. El corral de la Pacheca en Alerta Total, Cantoblanco en estado de shock.
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