Placa de cinturón del siglo I a. C. de la sima de la Cerrosa. /
DIARIO EL COMERCIO DE GIJÓN
Arqueólogos denuncian la dejadez del Gobierno regional a la hora de recuperar «unas piezas excepcionales en Asturias»
En enero de 2017, Alfonso Fanjul y Alis Serna descubrían en la sima de la Cerrosa, en la localidad de Suarías, en Peñamellera Baja, varias piezas metálicas prehistóricas que datan en la Edad de Hierro. Más de dos años después, estas piezas «siguen allí», señalan. La razón, según sostienen los dos arqueólogos, hay que buscarla en la dejadez del Gobierno regional porque, los primero que hicieron fue «notificarlo a la consejería. Como descubridores, pedimos permiso para extraerlas, pero se nos negó», explica Alfonso Fanjul.
Lo único que consiguieron con la notificación, señalan Fanjul y Serna, es que el Principado «contratase a una empresa» que recuperó «una punta de lanza y los restos de cráneo» que aparecieron en el yacimiento, hallazgos que ya reposan en el Museo Arqueológico de Asturias. «Nosotros presentamos un proyecto con un presupuesto mínimo que incluía la participación de expertos y pruebas de carbono 14 para llevar los restos después al Arqueológico, pero se nos negó. Se nos ha obviado completamente», sostiene Alfonso Fanjul.
Las dos piezas que encontraron los arqueólogos en esta sima son una placa de cinturón que datan en el siglo I a. C., así como una gran pieza circular con radios de bronce que constituía uno de los extremos de un freno de caballo. Junto a estos elementos aparecieron «restos de uno o dos cráneos humanos, abundante fauna y diversas piezas de cerámica que acompañaban a las joyas prehistóricas».
«Son piezas de un valor excepcional que convierten a la Cerrosa en el yacimiento en cueva más importante de la Edad de Hierro en Asturias», denuncian los arqueólogos. «El comportamiento de la consejería de Cultura es un escándalo arqueológico nacional ya que los bronces siguen tirados en la cueva dos años después. Se contrató a una empresa que no ha conseguido extraer todos los restos, para evitar financiar así a los descubridores e investigadores del yacimiento».
Los arqueólogos creen que la dificultad de acceso a la zona es lo único que salva a estas piezas de un posible caso de expolio. «Después de este comportamiento de la consejería, muchos descubridores de nuevos hallazgos evitarán notificarlos para evitar el trato despectivo».
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