LA CRUZADA DE NEVILLE

LA CRUZADA DE NEVILLE

viernes, 23 de diciembre de 2011

CÓMO VEÍAN LAS FUENTES ÁRABES A MADRID




Tenemos el honor de presentar en este humilde blog el presente trabajo de Don José Luis Garrot del Dpto de estudios árabes e islámicos UCM









http://espanaysuhistoria-garrot.blogspot.com/2011/09/como-veian-las-fuentes-arabes-mayrit.html?showComment=1324640499109#c4113724901158609228


CÓMO VEÍAN LAS FUENTES ÁRABES A MAYRIT


José Luis Garrot Garrot
Dpto. Estudios Árabes e Islámicos
UCM

No es fácil reconstruir el pasado medieval de Madrid, la escasez de fuentes y las dificultades con las que se encuentran los arqueólogos para desarrollar su tarea, hace complicada la investigación sobre este período de la historia madrileña.

Aún se complica más la investigación si ésta se centra en la época musulmana de Madrid, solamente una treintena de fuentes árabes mencionan de alguna manera el Mayrit islámico. No obstante los datos recabados de las fuentes árabes nos aportan algunos detalles que pueden servirnos para hacernos una idea, al menos somera, sobre como era la ciudad y trazar las pinceladas de un “retrato” de la sociedad madrileña de la época. Bien es cierto que sobre determinadas cuestiones, las fuentes, nos dejan más tantas sombras como luces aportan. Esto provoca que, al contrario que ocurre con otros lugares o épocas de las que se disponen de numerosas fuentes, el investigador tenga que emplear en mayor medida la imaginación, siempre apoyada, eso sí, por el rigor científico y el sentido común.

Las fuentes escritas musulmanas de que disponemos para elaborar la historia del Madrid islámico son de diversa índole: crónicas, compendios geográficos, estudios onomásticos y biobibliográficos, etc., siendo las dos primeras las que nos ofrecen mayor número de información general, mientras que los estudios biobibliográficos nos aportan interesantes detalles sobre personajes nacidos en Madrid o que, en algún momento de su vida, vivieron en la medina fundada por Mohammed I.

En primer lugar es necesario reseñar que la mayoría de las fuentes árabes que nos hablan de Mayrit son posteriores a la conquista de la ciudad por Alfonso VI, hecho que debió ocurrir en torno al año 1085, año en que Toledo fue entregada al rey castellano, y dado que Mayrit parece que estaba dentro de la órbita toledana –aunque este es un dato algo discutible, como se verá más delante-. Cabe pensar que la “caída” de Mayrit fue, más o menos, sobre la misma fecha.

El hecho de que la mayoría de las fuentes sean posteriores a la toma de Mayrit, nos obliga a ser especialmente prudentes con las informaciones que nos aportan, por lo que es aconsejable cotejarlos con los que nos otorgan las fuentes cristianas. Otro problema es que muchas de estas fuentes son recopilaciones, por lo que no nos ofrecen datos novedosos, sino que se limitan a repetir detalles que ya conocemos por fuentes anteriores.

El presente artículo lo divido en diversos apartados, con el fin de hacer su lectura más asequible. Intentaré separar claramente lo que sería el detalle de las fuentes árabes sobre Mayrit, lo que nos aportan para el conocimiento de su historia, y aquellos que nos ofrecen datos que son útiles para hacernos una idea del ambiente cultural de la madina madrileña.


Las fuentes

De todas las fuentes árabes consultadas, sólo cuatro de ellas son anteriores a la conquista de Mayrit por los cristianos.

La primera en el tiempo se la debemos al geógrafo al-Razi. Ya en el siglo XI tenemos las obras del gran historiador cordobés Ibn Hayyan, la del erudito Ibn Hazm y la Crónica anónima de Abd al Rahman III. A este mismo periodo corresponde el repertorio biográfico de Ibn al Faradi.

En el siglo XII se escriben las obras de Al Idrisi, Ibn Bassam y las biografías de Ibn Baskuwal. Al siglo XIII corresponden las de Yaqut, Ibn Said, Abd al Wahid al Marrakusi, y los biógrafos al Dabbi e Ibn al Abbar.

Al siglo XIV, al que podíamos denominar el “siglo de oro” de la historiografía árabe, aunque solo fuese porque en esta centuria es donde desarrolla su labor el “padre” de la historiografía moderna, el tunecino Ibn Jaldún, corresponden las obras de Ibn Abi Zar, Ibn Idari, Al Umari, Al Watwat, al Himyari, Ibn Jaldún, la obra Una descripción anónima de al-Andalus, a estas fuentes cronísticas o geográficas, añadiremos las de los biógrafos Ibn Abd al Malik al Marrakusi e Ibn al Jatib. La mayoría de estas fuentes son compilaciones por lo que son escasos los datos novedosos que nos ofrecen

Fundación y características urbanas

En ninguna fuente se indica la fecha exacta de la fundación de Madrid. Pudiera ser que ésta se produjera unos años después de la batalla de Guazalete (MANZANO: 126). Tampoco podemos averiguar, por el estudio de las fuentes, si anteriormente había algún núcleo poblacional en la zona. Este hecho no puede ser descartado, siendo posible que hubiera población en la zona situada entre la plaza de la Cruz Verde y la muralla (GARROT: 86).
Lo que si sabemos con certeza es que el fundador fue el emir Muhammad I, así lo manifiestan Ibn Faradi, al- Himyari, Yaqut, Una descripción anónima de al-Andalus, e Ibn Hayyan. Retomamos el pasaje en el que el historiador cordobés menciona la fundación de Madrid y en la que también nos da algún indicio del porqué de su fundación:
A Muhammad [I], del tiempo de su reinado se le deben hermosas obras, muchas gestas, grandes triunfos y total cuidado por el bienestar de los musulmanes, preocupándose por sus fronteras, guardando sus brechas, consolidando sus lugares extremos y atendiendo sus necesidades. Él fue quién ordenó construir el castillo de Esteras [del Ducado]. Y él fue quien, para las gentes de la frontera de Toledo, construyó el castillo de Talamanca, y el castillo de Madrid y el castillo de Peñafora. Con frecuencia recababa noticias de las marcas y atendía a lo que en ellas ocurría, enviando a personas de su confianza para comprobar que se hallaban bien. (IBN HAYAN, 1973: 132)

Al hilo de la noticia proporcionada por Ibn Hayyan se nos plantea una incógnita, ¿por qué se construyó Madrid? Parece claro que está en relación con Toledo “para las gentes de Toledo” pero ¿era para protegerlas de los ataques cristianos, en esa época comandados por Ordoño I, o para tener controlada a la reticentemente rebelde ciudad?

Esta cuestión ha suscitado numerosos comentarios. Para Oliver Asín y al-Makki la principal causa era poner barreras al impulso bélico de Ordoño I, J. Vallvé, F. Valdés y E. Manzano se inclinan por la idea que la construcción de Madrid se realiza para tener un mayor control sobre la rebelde Toledo, CH. Mazzoli añade a las dos anteriores su importancia como centro controlador de la recaudación tributaria, mientras que M. J. Viguera añade como motivo la reacción omeya contra los alzamientos muladíes. Por mi parte creo que no hay una sola razón, sino que serían varias las que causan esta fundación: vigilancia de los pasos de la Sierra del Guadarrama – apoyándose en la red de atalayas de la sierra madrileña -, ayuda en la defensa de Toledo contra los ataques cristianos, vigilancia y control de Toledo, y su utilización como ribat. Siendo el punto de partida de las razzias contra territorios cristianos (GARROT: 86).

De lo que no hay duda es del carácter militar de Madrid, enmarcándose dentro de las fundaciones urbanas omeyas del siglo IX, como también serían los casos de Calatayud, Badajoz, por poner algún ejemplo.

En cuanto a la catalogación urbanística de Madrid en las fuentes árabes utilizadas para este estudio, en ocasiones aparece como madina (ciudad) y en otras como hisn (castillo, fortaleza). Seis son las fuentes que mencionan el tipo de asentamiento que era Madrid, en contra de lo que opina M. Marín (MARIN, 2001: 12), la mayoría la considera madina: al Idrisi, al Himyari, Yaqut, al Umari y Una descripción anónima de al-Andalus, mientras que solamente una: al Razi, la denomina hisn. Christine Mazzoli, en su excelente obra Ciudades de al-Andalus, hace un Corpus de las Mudum, en él Madrid es citado diez veces: seis como madina, tres como hisn y una como pueblo. Parece por tanto claro que Madrid, desde su fundación, es una madina (MAZZOLI, 2000: 448).

Y al pie del monte está Madrid, ciudad pequeña y fortaleza bien defendida y próspera que en tiempo del Islam tenía una mezquita aljama donde regularmente se pronunciaba el sermón [del viernes] (AL IDRISI: 229)

Ciudad notable de al-Andalus. La construyó el emir Muhammad b. Abd al-Rahman. Desde Madrid al Puente de Yaqu, al extremo del dominio del Islam, hay treinta y una millas. (AL HYMYARI: 53) (trad. VIGUERA. 22)

En los alfoces de Toledo se encuentra la ciudad de Madrid, de mediana importancia, pero muy bien fortificada (Una descripción anónima de al-Andalus: t. I: 56)

En sus territorios [se refiere a Guadalajara] hay muchos castillos y ciudades, como el castillo de Madrid; otro el de Castejón [de Henares], y otro el llamado de Atienza, que es el más fuerte de este distrito (AL RAZI: 81)

Ya sabemos que Madrid es una ciudad per ¿qué importancia tenía? Según las fuentes árabes se trataba de una ciudad pequeña, sólo la Descripción Anónima de al-Andalus la cataloga de mediana. Podríamos, por tanto, asegurar que, en cuanto a extensión – esto lo corroboran los estudios arqueológicos – era pequeña, pero se nos plantea la duda de si su relevancia política, militar y cultural, también lo era. Bajo mi punto de vista esta relevancia, dentro del contexto de al Andalus, era mayor que lo que su modesta estructura urbanística parecería indicar.

Como enclave militar su importancia es máxima, tanto como baluarte defensivo contra los ejércitos cristianos, como punto de vigilancia de la frontera y de control interno. Pero hay otros detalles que nos hablan de la importancia de Madrid: por un lado la presencia de una mezquita aljama, lo que daría pie a pensar en la existencia de otras mezquitas dentro de la ciudad –aunque pudiera ser que fuera la única existente - , o bien de que la mezquita madrileña era el lugar al que acudían tanto los habitantes de la ciudad como los de los territorios colindantes para realizar la jutba (oración del viernes), en este segundo caso se nos estaría dando una visión de Madrid como núcleo central de un determinado territorio.

Otro detalle significativo, y este lo conocemos por el registro arqueológico, es la red de alcantarillado de que disponía Madrid, algo inusual en ciudades pequeñas y que, quizás, podría hacernos pensar en que Madrid no era tan pequeña ni de tan poca importancia como parece. A este respecto CH. Mazzoli plantea un interesante pensamiento: Ahora bien si la presencia de canalizaciones importantes en las capitales no sorprende apenas, su presencia en Madrid o Vélez Málaga, por ejemplo, merece sin duda una reflexión. (MAZZOLI, 2000: 190)

Otra interrogante que se ha planteado en los últimos tiempos es si Madrid pertenecía a Toledo y si, ésta última, era la capital de la Marca Media como se venía sosteniendo comúnmente. E. Manzano mantiene serias dudas al respecto (MANZANO: 117), dudas que yo comparto ya que no parece creíble que una ciudad que, durante todo el emirato, estuvo en constante rebelión contra el podre de Córdoba, fuera la capital de una Marca. Esta categoría de capital comportaba ser la máxima representación del poder emiral en la zona, y este papel difícilmente lo podría representar Toledo.

Cierto es que las fuentes en ocasiones mencionan a Madrid como perteneciente a Toledo, sin embargo otras la ponen en relación con Guadalajara. Podría ser, por tanto, que en el período emiral fuera Guadalajara y no Toledo la capital de la Marca Media. Veamos que dicen las fuentes: al Idrisi se limita a describir la composición del territorio de al Sarrat en el que incluye Talavera, Toledo , Madrid, Alamín, Guadalajara, Uclés y Huete, sin especificar nada más (AL IDRISI: 229), Ibn Said (IBN SAID: 43, trad. VIGUERA; 24), al Umari (AL UMARI: 93) y al Watwait (AL WATWAIT: 63) la mencionan como correspondiente al territorio de Toledo; mientras que Yaqut (YAQUT: 394, trad. VIGUERA: 21) y al Razi la incorporan a Guadalajara, veamos lo que dice éste último:

Del distrito de Guadalajara, la ciudad de al Faray, que se llama hoy Guadalajara, se encuentra al noroeste de Córdoba, sobre un río llamado Wadi l-hiyara. El agua de este río es excelente y de gran utilidad para sus gentes. Tiene árboles de muchas clases. En sus territorios hay muchos castillos y ciudades, como el castillo de Madrid […] (al Razi. 81)

Finalmente Una descripción anónima de al Andalus, en una ocasión la encuadra en Toledo y en otra en Guadalajara:

En los alfoces de Toledo se encuentra la ciudad de Madrid (Descripción anónima…: t. I: 56)
[Guadalajara está] al noroeste de Córdoba y al este de Toledo, de la que dista sesenta millas, […] bajo su jurisdicción se encuentran numerosas ciudades y castillos, como, por ejemplo, las ciudades de Madrid, Talamanca, Maqueda […] (Descripción anónima…, t. II: 65)

En cuanto a la morfología las fuentes nos dicen que disponía de una fortaleza, un recinto amurallado, un foso y una mezquita aljama. Todo lo demás de sobre su configuración lo conocemos a través de los estudios arqueológicos.

Historia política y militar
Como no podía ser de otra manera la historia de Madrid está muy estrechamente relacionada con la actividad militar. Madrid sufrió ataques cristianos y musulmanes cuando ésta cayó en poder de Castilla; pero también estuvo implicada varias veces en las rebeliones de Toledo, incluso en el propio Madrid estalló una rebelión en contra del poder cordobés. Asimismo, como ya he mencionado anteriormente, Madrid fue punto de partida de expedición contra los territorios dominados por los cristianos.
En primer lugar hablaremos de los asedios que tuvo que padecer Madrid por parte de las tropas castellanas, siendo protagonista destacado de ellas Ordoño I y, posteriormente Ramiro II.

Muy escasas son las noticias que sobre los ataques cristianos a Madrid aportan las fuentes árabes. Para conocer estos ataques debemos reunir, como no podía ser de otra manera, a las crónicas cristianas. Solamente dos cronistas musulmanes nos aportan algún dato sobre estos hechos: Ibn Hayyan y Abd al Wahid al Marrakusi. Refiriéndose al verano de 936 el cronista cordobés nos dice:

También este año tuvo lugar la victoria de los madrileños y sus adheridos de la Marca Inferior contra los infieles, enemigos de Dios, a quienes Él dejó malparados, distinguiéndose en la lid el caíd de Madrid Abu Umar (IBN HAYYAN 1981: 285)

El pasaje de Ibn Hayyan refleja las constantes luchas que los andalusíes mantuvieron contra Ramiro II. Sabemos que éste monarca asedió Madrid y Talavera en 932/934 y que intentó tomar Madrid en 950. Según J. Vallvé (VALLVE: 92) Ramiro II llegó a ocupar el castillo de Madrid; por el contrario M. I. Pérez de Tudela (PÉREZ DE TUDELA: 29) considera que es bastante improbable que el leonés asediara Madrid y menos aún que tomara el alcázar; probablemente se limitó a destruir parte de la muralla – de ahí la reconstrucción de ésta por parte de Abd al- Rahman III – y a hostigar a la población que se resguardaba tras ella.

Por su parte Abd al-Wahid se limita a enumerar las ciudades que conquistó Alfonso V.

[…] de Toledo, Cuenca, Uclés, Talavera, Maqueda, Madrid, Huete, Ávila y Segovia, de todas ellas las cuales se apoderó Alfonso [V] –maldígale Dios-, llamándose ese territorio Castilla (ABD AL-WAHID: 516) (trad. VIGUERA: 24)

Esta noticia no nos dice que en fecha se produjo la conquista de Madrid. No obstante todo hace suponer que fue en el mismo año, 1085, en que fue conquistada Toledo. Así lo refleja tanto Jiménez de Rada en su Historia de los hechos de España, como la I Crónica General de España.

Cómo se habrá observado de los conocidos ataques de Ordoño I sobre Madrid nada dicen las fuentes árabes. Sabemos, no obstante, que en 859 Ordoño I saquea Talamanca. Esta acción podría ser una de las causas del reforzamiento de determinadas plazas de la zona que mandó realizar el emir Muhammad I.

Otro posible ataque cristiano sobre Madrid lo protagonizaría Fernando I el Magno en 1078. De este ataque se hacen eco La Crónica Silense, la I Crónica General de España y la Historia de los Hechos de España de Jiménez de Rada. Permítaseme que aunque este trabajo sea sobre fuentes árabes, mencione esta crónica cristiana.

Desde allí [los montes de Oca y Oña] [el rey Fernando] fijando su atención en Toledo, hasta tal extremo entró a sangre y fuego en Talamanca, Guadalajara, Alcalá y Madrid y demás lugares de influencia toledana, que el rey de Toledo, haciéndose eco de los deberes de los suyos, no sólo entregó regalos sino que le prometió bajo juramento que le pagaría un tributo total [era el año veinticinco de la era de Fernando I el Magno (1978)]

Realmente es posible que tal campaña fuera llevada a cabo, pero que destruyera Talamanca, Guadalajara, Alcalá y Madrid es una afirmación que tiene poca credibilidad.

Ya he comentado que, probablemente, una de las causas de la fundación de Madrid fuera para tener un mayor control sobre la rebelde Toledo. A lo largo de todo el período omeya, la ciudad de Toledo se caracteriza por su continuo enfrentamiento con el poder cordobés

La rebeldía toledana se remonta al emirato de Hisam I (788-796). Con su sucesor, al-Hakam I (796-822) continuaron las revueltas, estas revueltas son las que provocaron la llamada “jornada del foso”, en la que al-Hakam I engañó a las principales gentes de la ciudad, invitándoles a un banquete en el que fueron asesinados.

Desde los primeros momentos de su mandato Muhammad I decide acabar con la perenne rebeldía toledana. Una rebeldía que iba a más ocasionando algunas derrotas a los ejércitos emirales. En 854, Muhammad I conduce personalmente una expedición que derrotó a los toledanos a orillas del río Guazalete.

Son numerosas las fuentes árabes que dan noticia de las rebeliones toledanas: ibn Idari, ibn Fadd, etc., pero la única, dentro de las que nos ocupan en este estudio, es el Muqtabis de Ibn Hayyan que refleja la sublevación de Toledo en 871.

Rivalizando dentro de la ciudadela [los toledanos] por lograr el mando, matándose continuamente unos a otros […] y en esta situación mataron a su jefe Muhammad, conocido por Ibn Balus, que era de ellos y habían solicitado al Poder [de Córdoba] que le nombrara amil sobre ellos, siguiéndole así un tiempo, hasta que saltaron sobre él y le dieron muerte, desterrando a su compañero Masuna a Madrid, donde le mató Ubayd Allah b. Salim, que envió su cabeza al emir Muhammad de Córdoba (IBN HAYYAN, 1973: 327) (trad. VIGUERA: 15)

Como es sabido fueron numerosas las fitnas durante todo el período de presencia musulmana en la península. Madrid aparece como protagonista en alguna de ellas. El polígrafo Ibn Hazm nos lo narra así:

A propósito de los que pretendieron el califato y no tuvieron éxito […] [y entre ellos] Ubayd Allah ibn al-Mahdi, se rebeló contra al-Mustakfi en Madrid, pero fue traicionado y muerto. Dice Abu Muhammad [Ibn Hazm]: lo que sabemos con certeza es que [el rebelde mencionado] no fue verdaderamente Ubayd Allah ibn al-Mahdi, sino un esclavo de al-Attar, conocido por al-Fashid [el Elocuente] que trató de hacerse pasar por Ubay Allah (IBN HAZM: 58-59) (trad. M. MAKKI: 257)

Sobre quién era este personaje hay discrepancias: J. Oliver, al que cita M. Makki, sostiene que era un agente fatimí que intentó desencadenar una revolución en Madrid, ésta rebelión sería posterior a la muerte de Ubayd Allah. Por el contrario M. Makki mantiene que el sublevado nada tenía que ver con el fatimí al-Mahdi, suya personalidad sería difícil de suplantar casi un siglo después de su muerte. M. Makki data esta rebelión entre los años 1024 y 1025. El personaje a quién trataría de suplantar este rebelde madrileño sería Ubayd Allah, hijo del califa Muhammad II, muerto en Córdoba (M. MAKKI: 258)

Ya en tiempo de taifas nuevamente los madrileños se vieron envueltos en una rebelión. En esta ocasión apoyan al rey de Badajoz al-Mutawakkil en su lucha contra el régulo toledano al-Qadir. Ibn Bassan nos trae la noticia de este acontecimiento. Esta lucha se saldó con el triunfo de al-Mutawakkil, viéndose obligado a huir el rey toledano a Cuenca.
Hasta que murió Ibn Mugit, cabecilla [de los sublevados toledanos contra el régulo al-Qadir ibn Din l-Num […] sus hijos, finalmente volvieron [de Castilla] y saltaron en rebeldía sobre la ciudad de Madrid, juntándoseles los lobos de los conflictos y las moscas de la codicia […] (IBN BASSAN, VII: 163 (trad. VIGUERA: 22)

Más adelante Ibn Bassan inserta unos versos que el visir Abu l-Jattab Umar al-Tulaytuli escribe en honor del rey de Badajoz al-Mutawakkil:

Contigo por señor, conmigo por vasallo, todos ven que es la gloria o el
retrato de la gloria
Atacaste el confín de la Marca con ásperos caballos que a hondonadas
bajaron y a mesetas subieron.
Pues así lo querías de estos tenaces [corceles], de vientre reflejado
y flancos hacia el pecho remetidos.
Hirsutos, allá se dirigieron, a Madrid, cómo águilas de presa abatiéndose
desde cima elevada.
Desde allí hallaban alcores desprotegidos; mientras, se echaban en
tus manos generosas, tus méritos acatando.
Al ver Madrid tu rostro, salió sumiso servidor hacia tu fuerte poderío
Extendieron la palma de la paz, cuyo dueño tú eres, y se acogieron
a pactos y convenios.
Cumplido favor les otorgaste, dándoles el amán, mientras en sus vainas
aguardaba espada de venganza.

La estratégica situación de Madrid la colocaba en una posición inmejorable para servir de punta de lanza contra los territorios cristianos del norte. Des esta utilización de Madrid como punto de encuentro para lanzar ataques al enemigo cristiano nos habla Ibn Idari. Concretamente nos relata la reunión que tuvo el amirí Almanzor con su suegro Galib –ambos aliados en contra del hayib Yafar-; en esta algarada tomaron el castillo de Mula.

Salió [Almanzor] con la aceifa el día de la ruptura del ayuno del año 366 [23 de mayo de 977] y se reunió con Galib en la ciudad de Madrid (IBN IDARI, t. II: 265) (trad. VIGUERA: 18)

Mª Isabel Pérez de Tudela también mantiene que Madrid era punto de reunión y apoyo fronterizo: La derrota de Uclés [1108]supuso un considerable recorte territorial que al incluir las plazas de Huete, Ocaña, Cuenca y Alcalá que se pierde un año después del desastre, dejando desprotegido todo el flanco oriental del reino […] la sensación de peligro es tan acuciante que los de Madrid, junto a otros combatientes de la Transierra salieron a cercar Alcalá en agosto de ese mismo año (P. TUDELA: 13)

Tras la conquista de Madrid por Alfonso VI, presumiblemente en la mima fecha que conquista Toledo; 1085; Madrid sufrió en varias ocasiones las acometidas de las fuerzas musulmanas. Diversas fuentes nos hablan de estos ataques, algunos con pocos tintes de verosimilitud. Cronológicamente el primer asedio musulmán sobre Madrid lo protagoniza el emir almorávide Ali b. Yusef b. Tasufin (1106-1143)

En el año 503 [1109] cruzó el emir Ali b. Yusuf a Al-Andalus con propósito de cumplir con la guerra santa. Pasó desde Ceuta el 15 de muharam de dicho año [sábado 14 de agosto de 1109] con numerosas tropas de más de cien mil jinetes y llegó a Córdoba, parando en ella un mes. Partió de allí en algazúa hacia la ciudad de Talavera, y la tomó por la fuerza con la espada y tomó [además] en los alfoces de Toledo veintisiete castillos y tomó Madrid y Guadalajara, y llegó a Toledo y le puso asedio durante un mes y taló sus frutos y les causó gran estrago tras subyugarlo tornó a Córdoba. (IBN ABI ZAR: 161) (trad. VIGUERA: 17)

Según Huici Miranda, citado por M. J. Viguera (VIGUERA: 17) es bastante difícil de creer que tomará veintisiete castillos, y menos Madrid y Guadalajara.

Loa ataques del califa almohade Abu Yaqub Yusuf al- Mansur (1184-1199) son narrados por varios historiadores árabes recopilados en este estudio.

Entró luego el año 592 [1196] y en él emprendió el Emir de los Creyentes su tercer algazúa; tomó Calatrava y Guadalajara y Madrid y Yabal Sulayman y Uclés y muchos de los alfoces de Toledo, donde se hallaba [el rey] Alfonso [VIII] y allí le cercó […]. Partió luego de allí a la ciudad de Talamanca y entró en ella por la fuerza de la espada […] Tras tomar muchos castillos y tomar Albafat y Trujillo, volvió a Sevilla, donde entró a comienzos de safar del 593 [diciembre de 1196] (IBN ABI AZAR: 329) (trad. VIGUERA: 17-18)

Asimismo Ibn Idari en el Bayan, e Ibn Jaldún en Kitab –posiblemente tomando la noticia del anterior-, mencionan asedios del califa almohade Abu Yaqub Yusuf al-Mansur

Luego llegaron noticias de que el infiel [conde] barcelonés ayudaba a Alfonso [VIII] con hombres y guerreros, que estaban en el castillo de Madrid […] al-Mansur se dirigió contra ellos, con la firmeza de quién fía en el Altísimo […] Así tuvieron los musulmanes a la vista del citado castillo [de Madrid], lo rodearon, como el halo rodea a la luna llena y multiplicaron sus preces, jaculatorias y alabanzas al Altísimo [..] y en eso se dispersaron las huestes de Alfonso, le dejaron sus aliados y se acogió a sus montañas, con su pesares y temores. Cuando al-Mansur logró [obtener] en contra del castillo de Madrid más de lo que en sus propósitos había esperado […] dispuso su marcha hacia el este, desde el castillo de Madrid hacia Guadalajara. (IBN IDARI: 227) (trad. VIGUERA: 19)

Llegándole noticias de que el señor de Barcelona ayudaba a su hijo Alfonso con sus tropas, y que todos ellos se encontraban en el castillo de Madrid, marchó contra ellos (IBN JALDÚN, t. VI: 330)

También el compilador al-Himyari se hace eco de las campañas del almohade al-Mansur en territorio cristiano, y de sus ataques a Madrid.

Volvió triunfador a Sevilla y [allí] permaneció un tiempo; luego hizo una expedición hacia el norte y cercó Trujillo y Maqueda y los asoló; partió luego en alarde contra Toledo, lanzando algaras contra ella; asedió luego Madrid y emprendió el regreso. (AL HYMYARI: 19) (trad. VIGUERA: 21)

Que estos ataque por parte de al-Mansur contra Madrid son ciertos no hay duda alguna, para corroborarlo basta con leer al cronista castellano Jiménez de Rada y la I Crónica General de España.

Por otro lado, el rey de os almohades, llamado Yusuf, sitió Toledo por segundo año y, luego Madrid, Alcalá, Huete, Cuenca y Uclés, y desde allí se pasó por Alcaraz, asolando y destruyendo todo lo que encontró fuera del amparo de las murallas. (JIMÉNEZ DE RADA: 300)

Menos creíbles son los ataques que las crónicas estudiadas asignan a los benimerines. Ibn Abi Zar es, cronológicamente, el primero que nos informa de estos supuestos ataques. Posteriormente Ibn Jaldún hace lo propio – posiblemente tomando como fuente a Ibn Abi Zar-.

Envió destacamentos contra Jaén y destruyó sus cosechas, y a continuación el amir de los musulmanes se dirigió a los alfoces de Toledo, matando, cautivando, destruyendo cultivos y castillos, hasta llegar a Madrid, perteneciente a los alfoces de Toledo; estaban ya llenas las manos de los musulmanes de cautivos y botín, que por esta razón se tornó a Algeciras [noviembre de 1282] (IBN ABI ZAR: 338) (trad. VIGUERA: 18)

Don Sancho se sublevó contra su padre, el rey cristiano, en ruego del cual, el emir Abu Yusuf pasó a España por tercera vez […] Acompañado del rey, su protegido, el sultán meriní [Abu Yusuf] invadió el país del enemigo y puso sitio a Córdoba, villa en la que Sancho estaba enfermo con sus partidarios […] Desde allí avanzó hacia el castillo de Madrid en el extremo fronterizo, y en este camino, aumentó tanto el botín que el campamento rebosaba en el mes de noviembre del mismo año [1282]regresa a Algeciras. (IBN JALDÚN, t. IV: 106-107)

María Jesús Viguera (VIGUERA: 18) mantiene que esta ataque benimerí de Abu Yusuf contra Madrid es inverosímil. Las expediciones benimerines alcanzaron Montiel y Almedina, sin llegar jamás a Talavera o Madrid.

Personajes y vida cultural del Madrid islámico

No cabe duda que la principal función de Madrid era la militar. También está fuera de discusión que Madrid no alcanzó los niveles de actividad cultural de Toledo y Guadalajara. Pero no es menos cierto que ya por personajes nacidos y residentes en Madrid, cómo por otras figuras procedentes del resto de al-Andalus e, incluso, de Oriente, en muchas ocasiones para hacer ribat, en Madrid hubo un cierto movimiento cultural que no se observa en otras ciudades andalusíes de una magnitud similar.

Resumiendo: podíamos decir que no hubo tanta actividad intelectual como nos hace creer J. Oliver Asín (OLIVER ASIN: 243-244), pero tampoco tan exigua como se desprende de los estudios de Manuela Marín.

Para el conocimiento del desarrollo cultural de Madrid prácticamente sólo son útiles los repertorios biobibliográficos. De personajes relacionados con Madrid nos hablan los repertorios de Ibn al Faradi, Ibn Baskuwal, Al-Dabbi, Ibn al-Abbar, Ibn Abd al-Malik al-Marrakusi e Ibn al-Jatib.

En primer lugar mencionaré, dada su importancia como representantes del poder omeya en Madrid, a los gobernadores de los que tenemos noticia. Por Ibn Hayyan sabemos del nombramiento de cinco de estos gobernadores: Abd Allah b. Muhammad b. Abd Allah (IBN HAYYAN, 1981: 348); Ahmad b. Abd Allah b. Abi Isi – perteneciente a la ilustre familia cordobesa de los Banu Abi Isa-, nombrado en rabi II (16 de febrero /16 de marzo 937), que murió heroicamente en yumada II (16 marzo/14 mayo 937), sustituyéndole en el gobierno de aquella Marca en la misma fecha Muhammad b. Alí (IBN HAYYAN, 1981: 348). Los últimos referenciados son Saib b. Mayma [fue destituido] de la ciudad de Madrid en favor de al-Fathb b. Yahya [año 939/940] (IBN HAYYAN. 1981: 348)

De estos gobernadores el único realmente destacable fue Ahmad b. Abd Allah b. Yahya (m. 937). Yahya b. Yahya, amén de sus actividades militares como gobernador de una plaza fronteriza, era un hombre cultivado en las ciencias islámicas, la lengua árabe, y aficionado a la poesía. Manuela Marín se pregunta (MARÍN, 2001: 11) si su nombramiento no se debería a la influencia de su hermano Muhammad, que era un influyente miembro de la corte califal cordobesa. Yahya b. Yahya murió en una emboscada al regreso de una algara contra los territorio cristianos, fue enterrado en Talamanca. De este gobernador nos amplia datos al-Marrakusi:

[…] Nuestro personaje, Ajmad, era cordobés y transmitió de su padre Ubayd Allah b. Yahya. Era de las personas dedicadas al saber, sobresaliente en la lengua [árabe] y buen poeta. Abd al Rahmán III al-Nasir le nombró gobernador del castillo de Madrid en dos ocasiones; en la postrera de ellas algareó [el territorio cristiano] y logró botín, más les salió al paso caballería enemiga, cuando ya volvía, y cayó mártir junto a otros dieciocho musulmanes. Su cadáver fue llevado a Toledo [ò Talamanca], donde fue enterrado el año 324 (935-936) (AL-MARRAKUSI, t. I: 190) (trad. VIGUERA: 27)

La posición fronteriza de Madrid provocó que varios musulmanes ilustres se acercaran a ella con el fin de hacer la guerra santa desde esta ciudad. El carácter de ribat de Madrid queda así demostrado por la presencia de morabitos musulmanes.

Para no ser excesivamente prolijo me limitaré a dar sus nombres y algún pequeño dato de algunos de ellos: Yassas al-Zahid (el Asceta) que era de Siylmasa (IBN FARADI, biog. 323), Muhammad b. Hamayn, tradicionalista natural de Écija (IBN AL-FARADI, biog. 1281), el toledano Yunus b. Ahmad al-Azdi .conocido por Ibn Chueca-,especialista en ascetismo (IBN BASKUWAL, biog. 1400), Abu Ishaq Ibrahim ibn Muhammad ibn Baz al-Qazzaz, introdujo en España la ciencia de la lectura coránica, no pudo llegar a Madrid pues enfermó en el camino, siendo trasladado a Toledo, donde murió (IBN AL ABBAR, biog. 2), Musa ibn Qasim ibn Jadir, que murió en 1051 en un encuentro con cristianos a orillas del Jarama (IBN BASKUWAL, biog. 1219), Abu l-Mutarrif Abd al-Rahman b. Jalaf b. Sakmun al-Tuyibi, nacido en Uclés en 915, y que estudió en La Meca (IBN FARADI, biog. 809); y por último señalaré al primero del que se tiene referencia, Said b. Salim al-Tafrí, de él nos habla Yaqut.

De ella lleva nisba Said b. Salim al-Tafrí, residente en Madrid y de kunya Abu Utman, que estudió en Toledo con Wahb b. Isa y en Guadalajara con Wahb b. Masarra, entre otros; era excelente persona y muy escuchado por todos. Murió el 19 rabi II 376 (28 de agosto de 986) según indica Ibn al-Faradi. (YAQUT: 288-289) (trad. GAMAL: 289)

Pero no todos los personajes ilustres relacionados con Madrid eran forasteros. Algunos nacieron, residieron y murieron en Madrid, otros marcharon de ésta ciudad para desarrollarse en otros lugares.

De los primeros abe citar a Utman Said ibn Salim al-Mayriti, hombre de ciencia y figura destacada de la vida religiosa de la frontera (IBN FARADI, biog. 515). Pero, sin duda, los dos más destacados fueron Abu –Mutarrif Abd al-Rahman b-Abdallah b- Hammad y, sobre todo, su hijo Abu Yaqub Yusuf, del que dice Ibn Baskuwal:

[…] transmitió de su padre todo lo que le transmitió, y de Abu Abd Allah ibn al-Fajjar, Abu Umar al-Talamanki y Abu Muhammad al-Santayi Yali. Viajó a Oriente y peregrinó, visitando a Abu l-Husayn Yahya b. Naychm estudiando con él una parte del libro Subul al-Jayrat […] dándole licencia de iyaza para todos los demás […] –este Abu Yaqub merece confianza en todo lo que transmitió y es de atención, tenía hermosa letra y era bueno y virtuosos. Mucha gente estudió con él […]. Murió, tenga Dios piedad de él, en Madrid, el año 473 1080-1081), leí [la noticia] de su muerte de puño y letra de su hijo Abd al-Rahman. Había nacido en 395 (1004-1005) (IBN BASKUWAI, biog. 682) (trad. VIGUERA: 29)

Madrileños de origen pero que se formaron y destacaron en otros lugares, las fuentes mencionan a. Abu Muhammad Abd Allah ibn Said al-Mayriti, tradicionalista que estudio en Toledo y Córdoba, falleciendo en oriente en 999/1000 (IBN BASMUWAL, biog. 538), Abu l-Hassan Girbib ibn Jalaf ibn Qasim al-Mayriti, jurisconsulto que residió en Málaga; la familia de los Banu al-Hayy, a la que pertenecía Abu l-Habbas Yahya ibn Muhammad, conocido por Ibn al-Hayy especialista en literatura y lengua árabe, murió en Córdoba en 1121 (IBN BASKUWALL, biog. 1318). De esta misma familia son dos jurisconsultos: Abu l-Hassan Abd al-Rahman ibn Isa ibn al-Hayy al-Mayriti (1080-1146), que fue cadí de Ronda; su hijo abu l-Abbas Yahya (1126-1208) posiblemente ya nació en Andalucía pero se le conocía por al-Mayriti, fue cadí de Jaén, Murcia, Granada y Córdoba –donde sucedió a Abu l-Walid ibn Rush, abuelo de Averroes (IBN AL ABBAR, biog. 1596); Abu Nasr Harum ibn Musa ibn Salih ibn Yandal al-Qaysi, literato y gramático, avecindado en Córdoba en época de los califas Abd al-Rahman III y al-Hakam II (IBN BASKUWAL, biog. 1327)

Pero sin duda el más ilustre musulmán de la época fue Abu –Qasim Maslama al-Mayriti (m. Córdoba 1008). Manuela Marín dice de él: A Maslama se le considera el personaje más importante del mundo científico cordobés durante el califato (MARÍN, 1995: 220).

Siendo aún muy joven se trasladó a Córdoba en donde fue alumno de dos insignes científicos: el geógrafo Abd al Gafir b. Muhammad y el matemático y astrónomo Abu Bark b. Abi Isa. Maslama creó en Córdoba una escuela de matemáticos y astrónomos de la que saldrían magníficos especialistas. Son numerosas las aportaciones que Maslama legó a la ciencia (ver MARTOS: 112-113), destacando, entre otros, la adaptación de las tablas astronómicas de al-Khawarizmi y al Batari al meridiano de Córdoba, la traducción del Planisferio de Ptolomeo, y la introducción de nuevas técnicas para la construcción de astrolabios.

La fuente que más datos nos aporta del madrileño es el Tabaqat al-Uman de Ibn Said al-Andalusí (traducción R. Blanchere, París, 1935, pp.129-130); otro gran intelectual como es el cordobés Ibn Hazm le dedica un sentido elogio:

[…] he oído decir a un sabio de cuya inteligencia y buena fe fio y al que se le considera muy competente en esta materia que, en asunto de Tablas astronómicas no hay iguales a las de Maslama e Ibn al-Samh y cuyos autores son nuestros compatriotas (IBN HAZM, 1954: 89) (trad. MARTOS: 111)

Otras citas sobre Mayrit

Para terminar este repaso a la información que sobre el Madrid islámico nos ofrecen las fuentes árabes, veremos algunas noticias que nos aportan otras informaciones sobre la madina andalusí, que nos ayudan a ampliar nuestros conocimientos para hacernos una idea más aproximada de la vida en esta ciudad fronteriza.

Una noticia ofrecida por al-Himyari y Una Descripción Anónima de al-Andalus, nos puede dar pie a pensar que Madrid era famoso por la calidad de sus productos cerámicos y, en concreto de aquellos que se utilizaban para la elaboración y conservación de alimentos. Al hilo de esta información podemos pensar que en Madrid había un comercio de cerámica de uso casero de cierta relevancia.

Existe en Madrid una tierra con la que se fabrican ollas, que pueden usarse sobre el fuego durante veinte años son que se quiebren ni corrompan por el calor ni por el frío lo que en ellos se cocina. (AL HIMYARI: 53) (trad. VIGUERA: 22)

Hay en Madrid una tierra magnífica con la que se fabrican ollas que se emplean en cocina durante veinte años sin que se estropeen y que, además, protegen los alimentos contra cualquier alteración en los días de verano. (Descripción Anónima de al-Andalus: 41)

Según Oliver Asín (OLIVER: 135) esta fama del barro madrileño se debía a que en la zona de Alcorcón existía un barro de muy buena calidad– conocido en la zona como “canutillo”-, al parecer debido a que era una arcilla muy rica en mineral de hierro.

Otro detalle que podemos conocer de la vida madrileña de la época es que, al parecer, el coste de la vida era más económico que en Córdoba. Así se desprende de los datos aportados en una recopilación de dictámenes jurídicos que recoge una fetua de Ibn Rush (m. 1126). En ella se expone el caso de un individuo que contrata a otro en Madrid, pagándole su salario en víveres; ambos han de abandonar la ciudad tras la conquista cristiana trasladándose a Córdoba. En la ciudad andaluza el empleado reclama el pago de su salario. El problema es que en Córdoba los víveres cuestan el doble que en Madrid, negándose el amo a pagarle más que su valor en Madrid. Ibn Rush dictamina que el asalariado sólo tiene derecho a la cantidad estipulada en Madrid. (al-WANSARISI: 197-198) (trad. VIGUERA: 31)

A través de las fuentes consultadas también podemos observar como la lengua árabe se mantiene en el Madrid cristiano bastante tiempo después de su conquista. Este hecho parece indicar que las tradiciones y cultura árabes fueron mantenidas por los mudéjares durante largo tiempo. Un andalusí del siglo XVII, al-Hayari (El Bejarano) nos aporta una interesante información.

Has de saber señor, que soy andalusí, de al-Hayar al-ahmar, y nuestra habla allí es el árabe; luego aprendí a leer en castellano y luego fui a Madrid sede del Poder, y encontré allí a un médico andalusí, de Valencia, que se llamaba fulano, y me enseñó a leer en árabe […] pero todo lo que dije sobre su pregunta acerca del médico, de que era valenciano, mentira fue, pues para la gente de Valencia estaba prohibido leer en árabe [en tema] no relativo a la religión del Islam, pero está prohibido [leer en árabe] para el resto de la gente de al-Andalus. (AL-HAYARI: 26) (trad. VIGURA: 31)

Por último no quiero terminar este estudio sin hacer mención a dos noticias que, al menos, son curiosas.

En una alquería a diez millas de Toledo, en el camino de Madrid, hay un pozo famoso, pues al beber de su agua se desprenden las sanguijuelas [que puedan llevar] bien un hombre, una acémila o cualquier otro ser] (AL-HIMYARI: 395) (trad. VIGUERA: 21)

Ibn Hayyan en su historia menciona el foso exterior de la muralla y dice: “se encontró en él una tumba con un esqueleto gigantesco, cuya longitud era de cincuenta y un codos, es decir ciento dos palmos, desde la punta de la cabeza a los pies. Se confirmó la veracidad de esto por un comunicado del cadí de Madrid, que fue en persona a verlo, junto a sus testigos oficiales, y notificó que el volumen de caja craneana alcanzaría ocho arrobas, más o menos. ¡Alabado sea quién ha puesto en todo su signo! (AL-HIMYARI: 53) (trad. VIGUERA: 22)

Conclusiones

El estudio de las fuentes escritas que aportan datos sobre el Madrid islámico, sólo nos pueden dar una visión parcial del mismo, sin duda hay que recurrir también al registro arqueológico para poder hacerse una idea más global de Mayrit.

No obstante si hay algunas conclusiones que, a través del estudio de estas fuentes, podemos considerar como perfectamente probadas:

· La fundación de Madrid por el emir omeya Muhammad I.
· El carácter eminente militar de esta fundación, aunque no queda totalmente aclarado cual fue el principal motivo que impulsó al emir cordobés a realizar la construcción.
· Tanto durante el período que estuvo bajo manos musulmanas, como tras la conquista de ésta por los cristianos, Madrid sufrió múltiples ataques por uno y otro bando. Si bien, todo parece indicar que nunca fue arrebatado de las manos de los que, en cada momento, tenían su dominio.
· La importancia de Madrid dentro de las ciudades andalusíes se debe, sobre todo, a su carácter militar. En cuanto a su importancia como madina en general, parece que ésta no era una ciudad excesivamente grande y que su influencia en otros capítulos que no fueran los militares era de poca relevancia.
· Existía una cierta actividad intelectual, aunque ésta no pudiera compararse con la que tenían otras ciudades próximas, sobre todo Toledo y Guadalajara.

Para conocer la morfología exacta del Madrid islámico debemos de recurrir a los estudios arqueológicos, si bien es cierto que la discrepancia sobre su real tamaño y estructura es aún motivo de polémica (ver GARROT: 83-103).


FUENTES MUSULMANAS SOBRE MAYRIT
Ordenadas cronológicamente y por característica

Crónicas y Estudios Geográficos
Siglo X

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Siglo XI

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Ibn Hazm (1961-1962): Naqt al-arus fi tawarij al-julafa (traducción parcial de M. Ali Makki: A propósito de la revolución de Ubayd Allah b.al-Mahdi en Madrid, en Revista del Instituto Egipcio de Estudios Islámicos de Madrid, IX y X )
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Siglo XII

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Ibn Bassam (1979): Al Dajira fi Maxim ahl al-yazira, edición Ihsan Abbas, Beirut

Siglo XIII

Abd al Wahid al Marrakusi (1955): Al muyib fi taljis ajbar al-Magrib, edición S. Dayf, 2ª ed. Corregida, II
Ibn Said (1978): Al Mugrib fi hula al-Magrib, edición M. S. al-Aryan y M. al- A al-Alami, Casablanca
Yaqut (1974): Muyam al-Guidan, traducción parcial de Gamal Abd al Karim, La España musulmana en la obra de Yaqut (siglos XII-XII) en Cuadernos de Historia del Islam, VI.

Siglo XIV


Al Himyari (1938): Al Rawd al-mitar, edición y traducción E. Levy Provençal. La Péninsule Ibérique au moyen âge d’après le kitab al Rawd al-mitar. El Cairo-Leiden.
Al Umari (1924): Masalik al-absar, Extraits inédits relatifs au Maghreb, traducción E. Fagnan, Argel
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Ibn Abi Zar 81964): Kitab al-anis al-mutrib bi- zaw al-qirtas fi ajbar muluk al-Magrib, traducción Ambrosio Huici Miranda, raw al quirtas. Valencia.
Ibn Idari (1951): Al Bayan al-mugrib ajbar muluza al-Andalus II, Edición G. S. Colin y E. Lévi-Provençal, Leiden
Ibn Jaldun (1956): Kitab al ibar, traducción Baron de Slane. Histoire des berbères et des dynasties musulmanes de l’Afrique septentrional. Paris.
Una descripción anónima de al-Andalus (1983), edición, traducción y notas Luis Molina, Madrid.

Repertorios Biográficos

Siglo XI

Ibn al-Faradi (1892): Tarij ulama al-Andalus, edición F. Codera, Madrid, biografías: 303, 323, 432, 515, 809, 1281, 1515, 1516
Ibn Said al-Andalusí (1935): Tabaqat al-uman, traducción R. Blanchere, París

Siglo XII

Ibn Baskuwal (1883). Kitab al-sila fita’rij a’immat al-Andalus, edición F. Codera, Madrid, biografías: 548, 682, 1219, 1327, 1387, 1440

Siglo XIII

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Ibn al Abbar (1887): Kitab al-takmila li-kitab al-sila, edición F. Codera, Madrid, 1887, tomo II, biografías: 1596, 1961, 2058; edición Bel M. Ben Cheneb, Argel, 1920, biografías: 2, 11); edición M. Alarcón y A. González Pacheco, Madrid, 1915, biografías: 572 y 524)

Siglo XIV

Ibn Abd al Malik al Marrakusi (1920): al-Dayl wa l- takmila, t. I, edición Ihsen Abbas, Beirut
Ibn al Jatib (1973): al-Ihata fi ajbar Garnata, edición Maktaba al-Kanegi. El Cairo

Fuentes diversas

Siglo XV

Al Hayari (1987): Nasir al-Din ala al-qawm al-kafirin, edición Muhammad Razuq, Casablanca
Al-Wansarisi (1981-83): al Miyar al-murib wa – l – yami al mugrib an fatawi ahl Ifriq’ya wa-l-andalus wa-l-Magrib VI, edición M. Hayyi y otros, Rabat





BIBLIOGRAFÍA

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2 comentarios:

  1. Excelente artículo sobre el Madrid de las fuentes árabes. Lo cierto es que sobre una ciudad en particular no había leído nunca una información como la que facilitas. Un saludo.

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