LA CRUZADA DE NEVILLE

LA CRUZADA DE NEVILLE

jueves, 27 de julio de 2017

Las Vallinas (Teverga, Asturias). An Iron Age and Roman Farmstead in Northern Spain.



http://www.academia.edu/34052615/Las_Vallinas_Teverga_Asturias_._An_Iron_Age_and_Roman_Farmstead_in_Northern_Spain


III Jornadas Internacionales - Evolución de los espacios urbanos y sus territorios en el Noroeste de la Península Ibérica. 21-22 de Abril. Astorga 2016.   


6. "Los supervivientes". La unidad 2.3. de las Vallinas (año 15 d.C.). 
Es en este contexto de inestabilidad durante los primeros años del siglo I d.C., más concretamente en torno al 15 d.C., cuando la estructura de ocupación de la Edad del Hierro que habíamos observado en el sondeo 1, se traslada varios metros cuesta abajo, de forma inmediata a los campos de cultivo.
El paisaje ha cambiado por completo y no solo en nuestra granja. Todos los castros asturianos con análisis polínicos estudiados, muestran una transformación brusca del entorno (Maya y Cuesta 2001 ). En el caso de las Vallinas la enorme proporción de bosque que aflora en las laderas de la Sobia, entorno al 70 %, ha ocupado los antiguos campos de pastos y las terrazas de cultivo, dentro de lo que parece un abandono generalizado del paisaje, donde los cultivos de cereal, en este caso escanda y escaña, son muy escasos.
En paralelo, la vida en la mayor parte de los castros ha desaparecido. En el caso de Llagú el abandono es también evidente aunque la mayor presencia de cultivos de cereal con ese creciente bosque ha de entenderse dentro de las necesidades de sostener a la guarnición militar que ocupa el yacimiento (Berrocal et alii 2002), mientras que en la Campa sucede algo similar (Maya y Cuesta 2001), el bosque devora el paisaje sobreviviendo algunos cultivos de cereal.

Figura 8. Perfil estratigráfico del sondeo 2.

En lo que respecta a la fauna, en Llagú (Balado y Marcos 2006) se produce una disminución de los bóvidos respecto a animales de explotación local, como el cerdo y las gallinas, cuyo número asciende, mientras que en las Vallinas las especies y sus porcentajes coinciden con exactitud con la fauna consumida en la segunda Edad del Hierro en el vecino castro de la Garba. Las diferencias interregionales son fácilmente explicables pues Llagú y la Campa han dejado de ser centros de poder y tienen ahora otra función más localista, por lo que la fauna consumida es también más local, mientras que las Vallinas, sigue siendo una granja continuadora de los modelos de explotación económica de la segunda Edad del Hierro. En este sentido entre el material cerámico de esta época no se advierte ni un sólo elemento romano y las piezas son idénticas en color, textura y componentes a las de los niveles de la Segunda Edad del Hierro del castro de la Garba. Lo mismo ocurre con los materiales líticos donde se siguen utilizando cantos de cuarcita procedentes del fondo de valle como machacadores y manos de moler ocasionales.
Existen otros dos aspectos de interés en el repertorio faunístico de la granja si lo comparamos con el del vecino castro de la Garba. Por un lado el vacuno consumido en las Vallinas es de una edad muy adulta, de peor calidad cárnica que en la Garba, mientras que el cerdo desaparece de la dieta y sus habitantes consumen jabalí.

Figura 9. Núcleo de cuarcita en la base del suelo de ocupación del sondeo 2.

En el aspecto estructural existe también una mayor precariedad que en los restos conocidos de finales de la Edad del Hierro asturiana. La choza, más que cabaña de la ue 2.3., aprovecha un resalte natural y una posición en ladera para su ubicación, y la mayor escasez de restos de arcillas con improntas respecto a los restos del sondeo 1, nos llevan a plantear la existencia de una choza más endeble, donde incluso la techumbre según los análisis, está claramente compuesta de arbusto, y no de hierbas o cebada, como suponemos para el resto de construcciones conocidas prerromanas.
En definitiva la precariedad de medios materiales, estructurales, la mayor pobreza dietética acompañada de un paisaje abandonado nos lleva a plantear la marginalidad de las poblaciones rurales astures de estos primeros años del siglo I, si los comparamos con el contexto económico previo. En nuestra opinión esta brutal regresión tiene una conexión evidente con la devastación del viejo sistema social y de poblamiento prerromano a partir de la invasión romana y la conflictividad posterior.  


8. Conclusiones.
Nuestra intervención arqueológica en las Vallinas ha sido un estudio limitado a tres sondeos, suficientes en todo caso para constatar una realidad perseguida desde nuestras posiciones teóricas durante los últimos años, como es la existencia de granjas en el poblamiento cantábrico en la Edad del Hierro en paralelo al poblamiento fortificado.
Como se observa en la ue 2.3., este tipo de unidades menores de hábitat sufren también los cambios históricos que afectarán de forma brusca a los centros de poder. Los estudios del paleoambiente son similares en todos los casos asturianos analizados, y en las Vallinas significan un cambio radical, con el paso de un paisaje totalmente domesticado con una potente actividad agrícola y ganadera, a un paisaje abandonado. La superficie de bosque ha pasado del 30 % en los años finales de la Edad del Hierro, a casi el 70% en el año 15 d.C. demostrando la devastación económica y social del antiguo territorio astur en una época donde no existe un conflicto militar, pero seguramente si un clima de inseguridad e inestabilidad, que se intenta solucionar desde Roma con la militarización del paisaje, instalando una red de turris de control en las principales líneas de comunicación, caso de la vecina Alesga (Fanjul, Menéndez y Álvarez 2005).    




miércoles, 26 de julio de 2017

PACHU `L PÉRITU LA ESPADA PATRIOTA

GOBIERNO DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS



http://www.araz.net/escritores/gonpriet.htm

Conocíu pol alcuñu de Pachu’l Péritu, nació Francisco González Prieto en Xixón en 1859. De formación autodidacta, exerció de tipógrafu y barberu na so villa natal. Fundó y dirixó los selmanarios Ixuxú (1901) y El Astur (1902), de calter rexonalista y atarambicaos d’una ideoloxía ultraconservadora y ultracatólica.
    Polemista incansable y faciendo gala del so alcuñu “péritu” nos más diversos saberes (anque de manera poco atenta y malcuriosa), Francisco González Prieto fue ún de los fundadores de l’Academia Asturiana d’Artes y Lletres, na qu’ocupó’l cargu d’archiveru–bibliotecariu. Ye autor de miles de versos en llingua asturiana. En vida publicó L’antroxu (1889), El cuintu la xana (1895), L’Astur (1904) y La vida asturiana en un cientu de sonetos (1921). Falleció nel asilu de La Pola Sieru en 1937.

HALLAN UN ASENTAMIENTO CON CIENTOS DE RESTOS ARQUEOLÓGICOS EN LA FORTALEZA DE TIÑANA

Recreación de una fortaleza similar a la de Tiñana realizada por la empresa valenciana Aescala para el Museo Arqueológico de Asturias.

DIARIO EL COMERCIO

Recreación de una fortaleza similar a la de Tiñana realizada por la empresa valenciana Aescala para el Museo Arqueológico de Asturias. 

El sondeo realizado saca a la luz una cabaña de la época tardoantigua que «aportará importantes datos sobre la forma de vida durante los orígenes del Reino de Asturias»






martes, 25 de julio de 2017

SACAN A LA FUERZA A UN ARQUEÓLOGO DEL VALLE DE LOS CAÍDOS

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El docente apartó un ramo que otro señor había dejado en la tumba de Franco y fue obligado a abandonar el recinto


Episodio controvertido en el Valle de los Caídos. Según ha denunciado el arqueólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid (UCM),Alfredo González-Ruibal, fue obligado a abandonar el conjunto monumental tras retirar un ramo de flores que, minutos antes, había sido depositado en la tumba del dictador Francisco Franco. Los hechos tuvieron lugar el sábado pasado en el marco de una visita organizada junto a un grupo de alumnos norteamericanos.
En un artículo publicado en su blog personal, el docente señala que todo ocurrió al acercarse a la cabecera de la basílica del Valle de los Caídos –donde se encuentra la sepultura de Franco– y ver a un hombre, de entre 60 y 70 años, dejar un ramo de flores  sobre la misma, además de realizar el saludo fascista. «Ante la indiferencia del personal encargado del mantenimiento, de los guardias de seguridad y de un monje benedictino, me acerco a la tumba, recojo el ramo y me dispongo a dejarlo en otro lado», sostiene en su misiva.
Los acontecimientos se precipitaron entonces cuando, según el relato de González-Ruibal, una de las trabajadoras de Patrimonio Nacional, organismo público responsable de la conservación del Valle de los Caídos, le gritó «¡Qué está usted haciendo!», dando comienzo una discusión. «Estoy retirando el ramo porque es ilegal», respondía el profesor, al tiempo que aseguraba que en ningún espacio del recinto se pueden llevar a cabo actos de naturaleza política referentes a la Guerra Civil o a la etapa franquista. Una explicación que no convenció a la empleada: «No estamos aquí para decidir lo que es o no es legal. Usted lo que tiene que hacer es mostrar respeto por estar en un lugar de culto».

«Asuma la historia»

«No creo que tenga que mostrar ningún respeto por Franco», prosiguió González-Ruibal, ante las advertencias de la encargada de la basílica («Si no le gusta esto, ¿entonces para qué viene?», reproduce la réplica textual de ella). En su escrito, asegura también que, después de indicar su condición dehistoriador –motivo por el cual justifica su visita–, la mujer le replicó aludiendo a que «si usted es historiador, tendría que asumir la historia».
El denunciante remarca, además, «la excesiva indignación» de la trabajadora. («Como si en vez de la tumba de Franco fuera la de un familiar suyo», subraya). El incidente, siempre bajo la versión de González-Ruibal se saldó con su expulsión del lugar. «Me dice que tengo que devolver el ramo a su sitio y abandonar la basílica», suscribe, haciendo hincapié en que la empleada solicitó la presencia de un vigilante de seguridad para que lo acompañara, junto a sus alumnos, hasta el exterior del recinto.
Por último, el autor deja en su reclamación un resumen de lo que, a su juicio, sucedió realmente: «Un señor realiza una ofrenda floral y un saludo fascistaante la tumba de un dictador, contraviniendo una ley aprobada en sede parlamentaria y vigente a día de hoy; otro señor protesta y retira la ofrenda aduciendo que es un acto ilegal de exaltación franquista. Expulsan al señor que protesta».

Distintas versiones

A pesar de las reiteradas quejas de Gónzalez-Ruibal, investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC y director del proyecto sobre arqueología de la Guerra Civil y de la Dictadura en Madrid, algunos testigos rebaten el relato e inciden en la actitud «nerviosa» y el tono desafiante que el denunciante empleó con los trabajadores allí presentes.


EL INVESTIGADOR DE LA TUMBA DE JESÚS AVALA EL GRIAL LEONÉS

LEÓN ■ UNA TEORÍA QUE DESPIERTA POLÉMICAS

El investigador de la tumba de Jesús avala el Grial leonés

James Tabor, uno de los mayores expertos en los orígenes del cristianismo, cree que el cáliz de Doña Urraca es el más firme candidato a ser la copa de la Última Cena.


El investigador James Tabor, ayer en San Isidoro, tras grabar su opinión sobre el cáliz de Doña Urraca para el documental ‘Onyx. Los reyes del Grial’. MARCIANO PÉREZ -


ames Tabor apuesta por el Grial de León. Profesor de Estudios Religiosos de la Universidad de Carolina del Norte y responsable de la excavación que localizó en Jerusalén el sepulcro de Cristo —descubrimiento llevado al cine en La tumba de Jesús por James Cameron, director de Titanic—, Tabor ha estado dos días en León para ver de cerca el cáliz de Doña Urraca y dar su opinión sobre él en el documental Onyx. Los reyes del Grial, que dirige Roberto Girault.
Considerado una autoridad mundial en los orígenes del cristianismo, Tabor, quien localizó en un mausoleo a Jesús, a su madre, a su mujer, María Magdalena, a un hijo de ambos, y a otros cuatro parientes —enterrados todos juntos en la citada tumba encontrada en un suburbio de Jerusalén— considera que, sin duda, el cáliz de León es el que tiene más probabilidades de ser la copa de la Última Cena. Tabor no habla del Grial, que para él es una leyenda medieval, sino del cáliz de Jesús. Explica que en Jerusalén había una copa que hasta el siglo IV era venerada como la de la Última Cena. «La pregunta es: ¿qué ocurrió con esa copa?». Los historiadores, añade Tabor, «no pueden pronunciarse categóricamente sobre una copa, pero sí pueden descartar muchas»; en sentido, «la de San Isidoro no se puede descartar».
Asegura que es del siglo I y que, por su forma y el material de que está hecha (ónice), «corresponde al tipo de copas usadas en la época de Jesús». Otras copas, aclara, «se asemejan más al imaginario medieval de cómo habría sido el cáliz de la Última Cena». Además, es «la única que puede acreditar documentalmente su procedencia», desde el siglo IV, en su viaje de Jerusalén a Egipto y luego a León, lo cual viene a refrendar las tesis del ensayo Los reyes del Grial, donde los historiadores Margarita Torres y José Miguel Ortega defienden que el cáliz de Doña Urraca es, en realidad, el de la Última Cena.
Tabor apunta una nueva línea de investigación. Considera que podría llevarse a cabo un ‘raspado’ del interior del cuenco para analizar el material orgánico y averiguar de qué época son los sedimentos más antiguos. Sin embargo, el cáliz de Doña Urraca ha sido utilizado en incontables ocasiones, lo cual podría haber eliminado las ‘huellas’ primitivas. No sabe a ciencia cierta si estos análisis funcionarían, pero Tabor cree que podrían aportar nuevos indicios. El dictador Franco, durante el Congreso Eucarístico celebrado en León en 1964, pidió beber del cáliz que buscaron los nazis infructuosamente en el Monasterio de Montserrat. El Grial leonés se ha empleado en numerosas celebraciones en los últimos dos siglos y, probablemente, también con anterioridad.
Pese a todo, Tabor asegura que ningún otro cáliz cuenta con argumentos más sólidos, como su forma, datación y la documentación sobre su origen y llegada a León. Sin duda, la opinión de Tabor, dada su solvencia y su manifiesta neutralidad en temas religiosos —en ocasiones, en contra de las tesis ‘oficiales’ de la Iglesia; por ejemplo, sobre la dinastía de Jesús— supone contar con un importante aval para los defensores del Grial leonés.
La película que dirige Girault, rodada en León y Jerusalén, no sólo se fundamenta en las tesis del ensayo firmado por Torres y Ortega, sino que incluye la opinión, como en el caso de Tabor, de destacados historiadores e investigadores. Los autores del libro tampoco han dado por cerrada su investigación. Desde la publicación de su ensayo han tratado de encontrar nuevas pruebas que den consistencia al hallazgo de la principal reliquia de la cristiandad.

lunes, 24 de julio de 2017

viernes, 21 de julio de 2017

EL ASALTO DE LOS DEDITICII Y EL AMPARO DE LA SANTA CRUZ

Un gran enjambre de zipayos, carpantas y paracaidistas se ha congregado para forjar una gran coalición bajo la nomenclatura de los deditici.

  Resultado de imagen de mosaico jorobado

Todos los símbolos de la Monarquía Asturiana han sido considerados como objetivo número uno.

El Prerrománico, las Sagradas Reliquias, las Cruces de la Victoria y de los Ángeles, Covadonga y el primer Rey-Caudillo, la Santina, el Obispo Don Pelayo,  y un largo etc etc.

Sus bufonadas asombrosas se jalonan en un rosario de esperpentos: el tributo al oso regicida en Llueves, Sanjurjo y Mary Beard, Sanjurjo y Armstrong, Raquel Alonso y sus divagaciones, Otilia Requejo y sus peplums, el asalto al jardín de los Reyes Caudillos, el Prerrománico en estado terminal.......nada se libra de su furia destructora.

Vuelve la sombra de los burros dinamita contra los palacios y las basílicas altomedievales..........vuelve el fantasma del forajido portugués que desvalijó la Cámara Santa.....

¡Sí, estamos en peligro!

Por eso qué mejor que encomendarnos al amparo de la Santa Cruz, emblema militar y heráldico del pueblo asturiano conducido por sus grandes reyes caudillos.

A ella nos encomendamos solicitando la intercesión divina para librarnos de esta plaga que nos atormenta un dia sí y otro también con la colaboración de la burguesía catalana y vasca que domina los principales altavoces mediáticos de la región.




HOC SIGNO TVETVR PIUS HOC SIGNO VINCITVR INIMICVS

SIGNUM SALUTIS PONE DOMINE IN VT NON PERMITAS INTROIRE ANGELVM PERCVTIENTEM

MUNIENS AGMINA

CRVX ALMA ECCE ANNET DEFENDENSQUE AGMINA PERENNITER BEATORVM FULGET

PATRIA VALLATA ASPERITATE MONCIVM




lunes, 17 de julio de 2017

DE COMO SE HIZO EN ROMA LA ESTATUA CELTA O ASTUR QUE REPRESENTA AL PRIMITIVO HABITANTE DE OVIEDO

DE COMO FOLGUERAS HIZO EN ROMA LA ESTATUA CELTA O ASTUR QUE REPRESENTA AL PRIMITIVO HABITANTE DE OVIEDO

1929 DIARIO REGIÓN

  • La estatua “Celta o astur”. que representa la figura del primitivo habitante de Oviedo, y que acabó siendo adquirido para el Salón de Actos de la Diputación de esa ciudad.

  • Cipriano Folgueras Doiztúa. Escultor, 1863-1911.
    Escultor nacido en Oviedo en 1863 y fallecido en Madrid en 1911. Siendo un joven de quince años se desplaza a Madrid becado por la Diputación Provincial de Oviedo desde 1878 hasta 1884, para formarse en la Escuela Superior de Bellas Artes de Madrid y más tarde se le prorrogó la beca para terminar sus estudios en Roma.
    Ganó varios premios (tercera medalla en la Exposición nacional de 1884, segunda medalla en la Exposición Internacional de Chicago de 1890, segunda medalla en la Exposición Internacional de París en 1900) y en 1903 obtuvo plaza de profesor numerario en la Escuela de San Fernando. La Diputación provincial tuvo en uno de sus salones una obra de Folgueras Doiztúa titulada Celta o Astur.
    Entre sus obras destacan las dos estatuas Tragedia y Comedia del Teatro Campoamor de Oviedo, la estatua del arzobispo Valdés Salas en el claustro de la Universidad de Oviedo, sus trabajos en el cementerio de Oviedo en los panteones de la familia Longoria y Masaveu, entre otros.











































Queremos saludar la memoria de Don Cipriano Folgueras, afamado y distinguido patriota, eminentísimo artista. Dios le guarde.



O CASTRO NEMENZO







































































Pondal -1880- LA ILUSTRACIÓN GALLEGA Y ASTURIANA

1940 BELLIDO Y LOS POBLADOS CÉLTICOS DE ASTURIAS





























FUENTE: LA VOZ DE ASTURIAS

sábado, 15 de julio de 2017

LA CASULLA DE SAN ILDEFONSO



CATHOLIC NET

La casulla a San Ildefonso, Patrón de Toledo


Cuenta la leyenda que fue la misma Virgen quien impuso la casulla sobre Ildefonso, dándole instrucciones para utilizar esta prenda...


Por: Juan Luis Alonso Oliva | Fuente: www.leyendasdetoledo.com 

La imposición de la casulla a San Ildefonso en Toledo, hace de esta tradición toledana una de las más veneradas en nuestra ciudad, siendo representada en numerosas obras de arte y siendo celebrado como Patrón de Toledo el 23 de enero. 
Ildefonso de Toledo (Toledo, 607 - 667, hijo de padres Visigodos y sobrino de San Eugenio III) fue obispo de Toledo del año 657 al 667. Estudió en Sevilla, bajo la tutela de San Isidoro, y entró a la vida monástica en la orden de San Benito, huyendo de sus padres, nobles que se oponían a su vida sacerdotal. Posteriormente sería elegido abad de Agalia, en el río Tajo, cerca de Toledo.
En el 657 fue elegido arzobispo de esa ciudad. Unificó la liturgia en España y escribió numerosas obras de carácter litúrgico y dogmático, particularmente sobre la Virgen María.
La Leyenda
Una noche de diciembre, se dirigía junto con unos clérigos a la Iglesia mayor de Toledo, situada en el lugar que hoy ocupa la Catedral. Al acceder a la oscura nave, tras abrir el pesado portón, descubrieron que una intensa luz emanaba del altar, sobre la silla del Obispo.
En este momento, todos sus acompañantes huyeron despavoridos, al observar que la luz brillaba y se movía con gran intensidad. Ildefonso, no sintiendo miedo, se aproximó al altar y pudo observar que la luz provenía de la Virgen María, acompañada de un nutrido grupo de ángeles que entonaban cantos celestiales.
La Virgen hizo una señal a Ildefonso para que se aproximara y éste, arrodillado ante tal presencia, escuchó que le decía:
“Tu eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi Hijo te envía de su tesorería.”
Y tras haber pronunciado estas palabras, fue la misma Virgen quien impuso la casulla sobre Ildefonso, dándole instrucciones de utilizar esta prenda sólo en las festividades dedicadas a Ella.
En la Catedral de Toledo, aún se puede observar, protegida por una recia reja, la piedra en la que la Virgen puso sus pies cuando se apareció a San Ildefonso.
Gonzalo de Berceo transcribió así esta tradición toledana:
"Y como la Gloriosa, estrella de la mar,
sabe a sus amigos galardón bueno dar,
aparecióle un día con muy gran mayiestat,
con un libro en la mano de muy gran claridat,
el que él auíe fecho de la virginidat;
plogolo a Illdefonso de toda voluntat,
Fízoli otra gracia, cual nunca fue oída,
dioli una casulla sin aguia cosida,
obra era angélica, non de ome texida,
fablioli pocos vierbos, razón buena complida".
(Gonzalo de Berceo: "Milagros de Nuestra Señora".)
Parece que no fue éste el único favor celestial y hecho milagroso gozado por el Santo; su entrega mística y contemplativa se vio compensada con los más extraños carismas sobrenaturales; y otros muchos prodigios cuentan las crónicas de sus coetáneos; por lo que no es de extrañar que, desde Gonzalo de Berceo hasta Lope de Vega, las letras españolas hayan cantado la devoción de San Ildefonso a la Virgen María. 
Trasiego de la Casulla
Unos años antes, viendo el peligro que se cernía sobre Sevilla, debido a las invasiones que los árabes estaban realizando en el norte de África, San Isidoro decide trasladar una importante serie de reliquias conservadas en esta Catedral. Entre ellas estaba el famoso “Arca de las Reliquias”, traído de Jerusalén y conservado desde tiempos de los Apóstoles, que llega a Toledo, pero por poco tiempo, debido a la invasión peninsular.
Esta “arca” y otras reliquias conservadas en la Iglesia Mayor Toledana sufren un nuevo largo viaje al ser trasladadas hacia el norte (Asturias), “primero escondida en una cueva en el Monsacro y luego por orden de Alfonso II “el Casto” se trasladaron a la Capilla del palacio dedicada a San Miguel.”
Entre estas reliquias ya se encontraba la Casulla de San Ildefonso y su cuerpo, quedando éste en Zamora. Ciertas relaciones de reliquias dan fe de la existencia de la Casulla, y el Arcediano de Tineo, Marañón de Espinosa, Primer Rector de la Universidad y cronista de la catedral, dice a principios del siglo XVII con relación a la casulla: “Sólo sabemos que quedó dentro del arca, cuando se verificó el reconocimiento oficial de ésta en tiempos de Alfonso VI, la preciosa vestidura que Nuestra Señora trajo del cielo a su capellán San Ildefonso, que no sabemos si fue alba o casulla porque la cédula no decía sino vestimento sin declarar más”.
En tiempos más modernos, hacia el siglo XVI, hay constancia de diversas peticiones escritas del arzobispado toledano solicitando la Casulla a Oviedo. Curiosa es la descripción de hace de la Casulla a finales del XVI el Padre Sebastián Sarmiento de la Compañía de Jesús al Padre Francisco Portocarrero de la misma Compañía, conservado en el archivo de la Catedral de Toledo:
"Huélgome que V.R. me mande, aunque sea de tarde en tarde cosas de su servicio, y más en honra de la Virgen Santísima, de cuya casulla diré lo que me acuerdo.
Es verdad que yo estaba en Oviedo al tiempo que se abrió aquella Arca grande que está en medio de la Cámara Santa. La ocasión de abrirse fue la Consagración del Señor Obispo Don Pedro Junco de Posada, natural de Llanes, hijo de Juan de Posada y María Alfonso Díez de Noriega, que por ser junto de Oviedo quiso consagrarse de mano de su Obispo Don Pedro de Quiñones. (Creo que el nombre correcto era Diego y no Pedro)
A la Consagración vino Don Juan Alonso de Moscoso, Obispo de León y el de Galípoli D.N. Quinteros que era a la sazón Abad de Santander.
Teniéndolos juntos un día Don Pedro de Quiñones dijo a los dichos Prelados que pues se hallaban cuatro, cosa que no sucedería quizás otra vez hasta el día del Juicio, que probasen con toda la reverencia posible, abrir ellos solos y el que tenía las llaves de la Cámara Santa, aquella Arca para saber el magnífico tesoro. Al fin los convenció a que si y, prevenidos con ayunos y oraciones, después de Consagrado el de Salamanca, con todo el secreto posible, se juntaron los obispos y Canónigos que tenía las llaves y después de haber abierto la primer arca que es grande, hallaron otra menor y otra y otras menores hasta que dieron con un cofrecito muy pequeño, como de un palmo muy largo el cual tenía un rótulo que decía: LA CASULLA QUE NUESTRA SEÑORA DIO A SAN ILDEFONSO. Mucho les espantó, por parecerles casi imposible que allí cupiese una casulla. Abrieron el cofrecillo con muy gran dificultad, tanto que casi estuvieron desahuciados de poderlo abrir y dentro hallaron un cendal de color de cielo en forma de un capuz portugués, tan grande que pudiera cubrir al hombre más alto que hay en España, sin textura ni costura como una tela de cebolla, tan delicado y sutil que con solo el aliento que respiraban se hinchaba como una vela cuando le da recio el viento. Y volviéndola a doblar como estaba, la recogieron en su cofrecito, juramentándose todos que no habían de decir nada a nadie, si no era habiendo salido veinte leguas de Oviedo, y así lo cumplieron.
El Abad de Santander en habiendo salido de las veinte leguas se volvió a dos Canónigos de Santander que le acompañaban y con espanto les dijo: ¿”Es posible que he podido guardar el secreto en el pecho, lo que he visto en Oviedo”? Y se lo contó; también se lo refirió a los de mi Colegio de Santander muy a la larga. Y el Obispo de Salamanca Don Pedro Junco de Posada contó después lo mismo al Padre Ferrer. Esto es acerca de lo que vuestra reverencia me pregunta". (Fuente)
Tras la intensidad de la solicitud toledana por recuperar la reliquia, se cree que la Casulla estuvo oculta en Oviedo, y de nuevo se entremezcla la historia y la leyenda: Se dijo que estaba en la bola grande de la torre de la catedral, pero se comprobó que no; se dijo entonces que estaba debajo del Arca Santa, pero tampoco; se pensó luego que estaría detrás del retablo de la capilla de San Ildefonso (capilla que desapareció en 1934), pero allí tampoco estaba y por más que se buscó nunca apareció…

FROILÁN DE LEÓN



CATHOLIC NET

Por: Quintín Aldea Baquero, S. I. | Fuente: ar.geocities.com/misa_tridentina01 

Eremita y Obispo

Martirologio Romano: En León, ciudad de Hispania, conmemoración de san Froilán, obispo, que primero fue eremita y después, ordenado obispo, evangelizó las regiones liberadas del yugo de los musulmanes, propagando la vida monástica y distinguiéndose por su beneficencia hacia los pobres (905).
Etimología: Froilán = el señor de las tierras, viene del germánico
Breve Biografía

San Froilán fue uno de los hombres que forjaron la España medieval en las difíciles horas del siglo IX. Dos grandes tareas se imponían a los hombres de aquella época para librarse del angustioso aniquilamiento que les amenazaba: la reconquista del suelo patrio de manos de los árabes y la inmensa obra de colonización que a la Reconquista seguía. Era preciso entonces hacerlo todo. Al recobrarse la yerma y asolada geografía hispánica había que imprimir sobre ella, como sobre tabla rasa, el espíritu, el carácter, la cultura y la pasión de la España cristiana, que re nacía con sello nuevo tras los Montes Cántabros. La acción fe cunda de Froilán, su vida y su espíritu, lleno de afanes de supe ración, quedaron tejidos en la trama de la historia de aquella España.

¿Quién era San Froilán y cuál fue la trayectoria de su vida? Por fortuna, se conserva una corta biografía del ortodoxo varón Froilán, obispo legionense, copiada en elegante minúscula visigótica por el diácono Juan, contemporáneo suyo. Esa copia es del año 920, quince años después de la muerte del santo obispo (905). Ignoramos quién fue su autor. A pesar de su estilo lacónico y de sus adherencias legendarias, podemos reconstruir los rasgos fundamentales de su vida y carácter.

Nace el año 833 en los arrabales de Lugo. Allí recibe durante sus primeros años la enseñanza que los concilios exigían a los candidatos para el sacerdocio. Al llegar a los dieciocho años su vida interior entró en crisis. Dudó entre la vida retirada del desierto o la actividad apostólica. El futuro fundador de cenobios y gran predicador de muchedumbres opta por la soledad de los montes. Los espíritus superiores toman personalmente la iniciativa de su vida y Froilán quiso consagrarla totalmente a la familiaridad íntima con Dios. Buscaba a Dios en aquellos montes y lo encontraba en todas las criaturas, que le hablaban de una belleza arcana y superior. El podía cantar dulcemente aquellos versos de Berceo :

 
Yaciendo a la sombra perdí todos cuidados;
odí sones de aves dulces e modulados.
Nunca udieron omnes órganos más temprados,
nin que formar pudiesen sones más acordados.

Mientras él gozaba de los encantos de la soledad, estallaba en la España musulmana una violenta persecución contra los cristianos. El año 850 comenzó a florecer de nuevo con el rito solemne de la sangre el martirologio cordobés. Rosas purpúreas de esta larga primavera martirial fueron, entre otros, el sacerdote Perfecto, degollado el día de la Pascua mora; el erudito monje Isaac, decapitado y colgado de un palo; el joven Sancho, crucificado; las dos vírgenes Columba y Pomposa, y el más famoso de todos, el bienaventurado Eulogio, aquel hacedor anhelante de mártires, cuya cabeza cortó el alfanje de un solo golpe, a las tres de la tarde del sábado 11 de marzo del año 859.

Tal vez la voz poderosa de esta sangre inocente retumbó entre los montes donde Froilán se escondía y le empujó a organizar una cruzada. Tal vez en el diálogo familiar con Dios sintió la invitación a la vida activa. Nos cuenta su biógrafo, con la ingenuidad de nuestros cantares de gesta y, sin duda, imitando los inicios de la predicación de Isaías, que al joven eremita le acuciaba la duda de si debía permanecer por más tiempo en aquellas soledades. Para liberarse de ella se sometió a la prueba del fuego. Si Dios suspendía las leyes, era señal evidente de su voluntad divina. Froilán introdujo unas brasas encendidas en su boca. El fuego no le causó la más mínima quemadura. Dios había hablado. De los montes se lanzó a los poblados a propagar entre los hombres otro fuego que le ardía dentro. Su vida nos dice escuetamente que recorría las ciudades predicando sin cesar la palabra divina con gran aplauso de todos.

En sus triunfos pastorales sentía irresistiblemente el atractivo de la soledad para reponer sus energías. Acompañado del sacerdote Atilano torna a su retiro. Ambos se escondieron en los montes de Curueño (León). Pero los pueblos en masa le seguían a su celda solitaria. Con las muchedumbres iban magnates y obispos que anhelaban oír su palabra. Entre sus oyentes se despertaron numerosos seguidores cautivados por sus ejemplos. Ante los ruegos insistentes se ve forzado a bajar a la ciudad de Veseo. Allí erige su primer monasterio, que llenará pronto con 300 monjes. Es el comienzo de una nueva etapa: fundador de cenobios. Su fama salta los montes de León y llega a oídos de Alfonso III en Oviedo. El rey le envía mensajeros ordenándole venir a su corte. Honda impresión causó en Alfonso la presencia de aquel monje. Se fija en él para la gigantesca obra de repoblación que había comenzado su padre, Ordoño I. Las fronteras del reino astur-leonés llegaban por el sur hasta la línea del Duero. De Castilla se podía decir lo del poeta: «Harto era Castilla menguado rincón cuando Amaya era corte, Hitero el moyón". Zamora, Toro y Simancas eran fortalezas que espiaban posibles asaltos árabes al reino cristiano. Las zonas fronterizas a ambos lados del río estaban despobladas y devastadas por los reyes asturianos. Lo exigía así la táctica militar. Pero había que ir empujando la frontera más abajo. Para eso, en la zona norte del Duero era necesario levantar los poblados destruidos y poner en explotación las tierras abandonadas. Ninguna fuerza más cohesiva para dar vida a estas preocupaciones regias que la acción colonizadora de los monasterios. Esto lo comprendió cabalmente Alfonso III y concedió al Santo amplias facultades para visitar todos sus dominios y levantar cenobios a cuyo amparo se acogiesen los nuevos poblados. Estas agrupaciones humanas, así formadas, constituían una unidad política cuyo jefe era el abad, y sus agentes y maestros los monjes, que enseñaban las artes de la paz e infundían el espíritu de cruzada en la guerra de reconquista. Froilán puso en juego de nuevo su capacidad de iniciativa y se dio a recorrer las tierras del reino alfonsino. Su beligerante actitud le llevó a fundar dos grandes monasterios cerca de la frontera, a pocos kilómetros de Zamora. El primero fue el de San Salvador de Tábara. En él se congrega con 600 monjes de ambos sexos. Era uno de esos monasterios llamados dúplices, donde las monjas, aunque rigurosamente separadas, tenían la ventaja de la asistencia sacerdotal y de la defensa en caso de invasión.

Fue éste, en el siglo x, uno de los más famosos monasterios por el arte refinado de su escritorio. La pesadumbre del tiempo, insensible a los afanes del hombre, no nos ha permitido ver en su realidad de piedra la arquitectura de esta fundación. Pero, afortunadamente, un códice de su escritorio nos la conserva parcial mente. En el último folio aparece la torre del monasterio, "alta y lapídea", de sillería policroma, con ventanales de arcos de herradura. Sobre el tejado, dos airosas torrecillas con sendas campanas. A los lados de los últimos ventanales, dos balcones voladizos se asoman al horizonte. Tres hombres suben a la torre por unas es caleras de mano y otro hace sonar las campanas tirando de una cuerda. Adosado a la torre está el escritorio. Un pergaminero aparece sentado en un taburete cortando el pergamino con grandes tijeras. En un aposento inmediato están el monje Senior, copista, y Emeterio, escriba y pintor, discípulo predilecto de Magio. Fue Mágio la gloria cultural más notable del monasterio tabarense. Contemporáneo en su niñez de Froilán, elevó a alturas maravillosas el arte de la miniatura, ese arte casto, espiritual y apacible a los ojos, y que mueve el ánima a altas consideraciones". Son todos los datos que poseemos de esta espléndida fundación. Del segundo monasterio tenemos aún menos noticias. Según el citado biógrafo, lo levantó en un emplazamiento alto y ameno junto a las aguas del Esla, al parecer cerca de Moreruela (Zamora). Sólo una frase añade a este laconismo: ..se reunieron allí 200 monjes consagrados a la ascesis de la vida regular". Aquellos cronistas medievales, avaros del tiempo, no nos cuentan nada de los métodos de dirección espiritual del Santo cenobiarca ni del ambiente de perfección que, sin duda, reinaba en estos monasterios. Pero se siente palpitar en estas breves páginas biográficas la dinámica incontenible de Froilán, su temperamento emprendedor, su espíritu sobrenatural lleno de ardorosa elocuencia, su recia personalidad de caudillo espiritual. Esa era la fama que corría de pueblo en pueblo y de comarca en comarca y que cada día ganaba más admiradores. Por eso no es extraño que, al quedar vacante la sede de León, se alzase unánime la voz del clero y del pueblo, reclamando por obispo al abad Froilán. El rey, que no había lo grado convencerle para que aceptase el oficio pastoral, se alegró sobremanera. Vencida su resistencia, fue consagrado obispo de León el día de Pentecostés, 19 de mayo del 900. Ese mismo día recibía también la consagración episcopal para la sede de Zamora su inseparable y santo amigo Atilano. Estas dos lumbreras, dice emocionado el autor anónimo, puestas sobre el candelero, iluminaron con la claridad de su luz eterna todos los confines de España. La Iglesia de León, que estaba dedicada, según una donación de la época, "a los señores, santos, gloriosos y, después de Dios, fortísimos patronos Santa María Virgen, Reina celeste, y San Cipriano, obispo y mártir", recibía ahora clamorosamente por obispo al que había de ser su Patrono hasta el día de hoy. Sólo la gobernó cinco años, pero el heroísmo de sus virtudes y el triunfo de su santidad la aureolaron para siempre.

SANTIAGO MATAMOROS




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La tumba del apóstol
Los discípulos de Santiago metieron su cuerpo en un sarcófago de mármol, y éste en una barca cuyo único timonel era Dios


Por: Redacción | Fuente: galiciadigital.com 

Santiago era uno de los doce apóstoles de Jesús, hijo de Zebedeo y hermano de Juan el Evangelista. Mientras estaban arreglando sus redes de pescar, Jesús los llamó prometiendo hacer de ellos pescadores de hombres. Luego compartió con Jesús la oración en el Monte de los Olivos.

El libro bíblico de “Los Hechos de los Apóstoles” relata que éstos se dispersaron por el mundo para llevar la Buena Nueva. Según una antigua tradición, Santiago se fue al “finis terrae” primero y a la urbe romana de Caesar Augusta después. En Gallaecia no le fue demasiado bien, y se marchó a Zaragoza, donde a sus enseñanzas se sometieron sólo siete personas. Las cosas cambiaron cuando la Virgen se apareció al Apóstol sobre un pilar.

El fracaso en su tarea cristianizadora le hizo regresar a Jerusalén. Allí escribió una carta para fortalecer a los cristianos, una vigorosa meditación sobre la conducta frente al prójimo, por eso en ocasiones se la ha llamado el Evangelio Social. En el año 44 el rey Herodes Agripa ordena torturarlo y decapitarlo, y prohibió su entierro.


La leyenda 

Los discípulos de Santiago metieron su cuerpo en un sarcófago de mármol, y éste en una barca cuyo único timonel era Dios. La embarcación surcó el mar hasta Gallaecia y remontó el Río Ulla hasta llegar al puerto de Iria Flavia, capital de esta provincia romana. Allí enterraron su sarcófago en el cercano bosque de Liberum Donum.

Pero su tumba fue olvidada hasta que, en el año 813, el eremita Pelayo vio un resplandor en el campo, en el lugar donde se encontraba la tumba del Apóstol. Se iluminó con el brillo de una estrella, hecho del que derivó el nombre de Campus Stellae (Compostela). Pelayo avisó al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, que destapó el sarcófago. En la lápida había una inscripción que indicaba quién se encontraba allí enterrado. El obispo confirmó, tras algunas investigaciones, que verdaderamente se trataba del Apóstol Santiago. Informaron del hecho al rey Alfonso II, que acudió al lugar y proclamó al Apóstol Patrono del Reino, y se construyó allí un santuario. Hoy es la catedral de Santiago de Compostela.


Lugar de peregrinación

A partir de esta declaración oficial, los milagros y apariciones que se sucedían en Compostela dieron lugar a leyendas para infundir valor a los peregrinos que se dirigían hacia el lugar. Guiados por el camino marcado en el cielo, acudían desde cualquier punto de Europa a visitar la tumba y llorar arrepentidos sus pecados. Y así se fue trazando el Camino.

Una de las leyendas más conocidas es la que narra cómo Ramiro HI venció a los moros ayudado por un jinete con un caballo blanco que resultó ser el Apóstol. Así se acuñó la denominación de “Santiago Matamoros”.

“… Dice un hombre que ha visto a Santiago
en tropel con doscientos;
iban todos cubiertos de luces
con guirnaldos de verdes luceros
y el caballo que monta Santiago
era un astro de brillos intensos…”
Balada de Lorca


A partir del siglo XI, Compostela atrajo fuertemente al cristianismo europeo y se convirtió en lugar de peregrinación multitudinaria. Hasta aquí llegaron reyes, príncipes y santos.

En los siglos XII y XIII la ciudad vivió su época de máximo esplendor. Además de la escritura del Códice Calixtino, la primera guía para peregrinos, el Papa Calixto II concedió a la Iglesia compostelana el Jubileo Pleno del Año Santo, y la Santiago de Compostela se convirtió en la Tercera Ciudad Santa, después de Jerusalén y Roma.

“Al que van a venerar las gentes, Santiago hijo de Zebedeo,
la tierra de Galicia lo envía al cielo estrellado”
Códice Calixtino, s. XII

Desde entonces, cada vez que el Día de Santiago coincide en domingo, se celebra el Año Santo.