LA CRUZADA DE NEVILLE

LA CRUZADA DE NEVILLE

domingo, 15 de septiembre de 2013

CAMINOS DE MULOS CONVERTIDOS EN VÍAS ROMANAS por ISAAC MORENO GALLO

Camino viejo del puerto de los Tornos, en Cantabria. Promocionado como romano y como ruta de Carlos V. Sin embargo, acabó documentándose su construcción a principios del siglo XIX.
Finalmente, ni los romanos, ni Carlos V, habían pasado por él.
 Esto no es una calle de una ciudad romana, ni una vía romana. Es un camino de mulas de principios del siglo XVIII con pendiente elevadas y mal afirmado. Fue identificado como vía romana por la presencia de las losas que aparecieron después de limpiar el camino (en origen se echaba tierra para pasar los mulos).
Camino del Besaya promocionado como una supuesta "vía del Portus Blendium".

 Respecto a la Carisa y la Mesa, confieso que no he estado en ellas y no las he recorrido. Pero también es cierto que nunca he visto evidencias claras de que sean caminos romanos. La Mesa, al margen de no tener otros fundamentos como camino romano, dista mucho de ser el mejor camino que un ingeniero haría entre León y Gijón, y solo por eso ya es muy sospechosa para ser romana. Y la Carisa, si bien tiene un campamento romano cerca, no he visto una estructura clara del firme, o alguna otra cosa, que la avale como indiscutible vía romana.
Creo que no es conveniente hacer romano a todo lo que se encuentre alrededor de algo ciertamente romano. Cada cosa con su prueba.

TERRAEANTIQVAE


DIARIO MONTAÑÉS

LA NO CALZADA ROMANA DE BÁRCENA DE PIE DE CONCHA

15.11.10 - 00:02 - MARINO PÉREZ AVELLANEDA


Se suele escribir con frecuencia en la prensa y libros de divulgación, e incluso especializados, en relación con el tramo turístico señalizado como romano entre Bárcena de Pie de Cocha y Pesquera que «de esta calzada se ha conservado en la cuenca del Besaya un excelente tramo enlosado de unos 5 Km. de longitud, ubicado entre las localidades de Pie de Concha y Somaconcha, que fue utilizado hasta el siglo XVIII».. También hemos visto que se ha llegado a datarlo 'hacia el año 20 de nuestra era'.
Ambas afirmaciones son cuando menos discutibles, y no tanto porque se dude de la existencia de dicha calzada por la zona, que no tenemos duda alguna de que existió, sino porque tanto el tramo que se ofrece como romano, como la correspondiente cartelería indicadora que allí existe, tienen dudosa base científica.
Y no lo decimos nosotros, sino la voz experta de Isaac Moreno Gallo, probablemente la máxima autoridad en calzadas romanas en España y quizás también de Europa, quien ya en su obra 'Vías Romanas. Ingeniería y técnica constructiva', editado por el Ministerio de Fomento en 2004, rechaza expresamente que dichos tramos cántabros sean romanos. De hecho, los pone como uno de los ejemplos de lo que denomina 'caminos sin ingeniería'. Respecto a los cuales, en otra publicación reciente, considera que se han cometido «errores de bulto», en su identificación, pues por sus características técnicas, «están alejadísimas de lo que se constata en las vías romanas».
Las 'auténticas' calzadas romanas, como las autopistas y buenas carreteras ahora, eran vías para el transporte de mercancías y de pasajeros, en las que la seguridad y velocidad eran cruciales, y eso es técnicamente imposible de conseguir en una vía como la que nos ocupa, llena de grandes losas... ¿Alguien que tenga la mínima idea de transporte de mercancías con carros de ruedas se imagina cuánto duraría el armazón de un vehículo tras rodar por dicha vía a una mediana velocidad subiendo o bajando? ¡Y no digamos la mercancía! Por otra parte, ¿cuánto tiempo llevaría llegar a otros lugares del Imperio, o hasta a la misma Roma, por un camino de esa especie? Y eso sin poner en consideración las pendientes y curvas que presentan, con frecuencia poco menos que de imposible paso para carruajes.
La configuración de los tramos admitidos como romanos en esa zona de Cantabria, como en otras de España, son en bastantes casos, según los autores que entienden del tema, caminos medievales e incluso posteriores, no aptos para vehículos de ruedas y menos aún para caballerías de casco, pues parece probado que los romanos no habían descubierto aún la herradura. ¿Se imagina alguien un caballo tirando de un carro y sin herraduras por la 'calzada' de Somaconcha? ¿Cuánto duraría sin lesionarse? Las calzadas romanas certificadas como tales, estaban fabricadas con bandas de rodadura de grosor variable, pero siempre compuestas en superficie por pequeños grijos o diminutos cantos rodados, es decir, por una capa fina de zahorra.
La imagen que tenemos de calzadas romanas con tramos enlosados proviene de las 'películas de romanos', y es verdad que existieron en esa época, pero limitados solamente a algunos tramos en las zonas cercanas o en el interior de las ciudades, y nunca en los trayectos intermedios de largo recorrido. Por eso aparecen en las excavaciones arqueológicas una especie de sandalias que les colocaban a los caballos para transitar, excepcionalmente, por dichos tramos, intentando así evitar en parte el deterioro de las pezuñas.
Las calzadas tenían que posibilitar un tráfico muy rápido, por lo que tenían casas de postas para relevar los caballos de tramo en tramo, y debían permitir llegar hasta Roma en cuestión de días. Vamos, que las calzadas eran las autopistas de entonces., con técnicas constructivas semejantes, por cierto, a las cuales solamente se podía acceder y salir por los puntos reservados para ello, en una especie de puestos de peaje como en las autopistas actuales, ya que estaban limitadas exteriormente en todo su recorrido por unas amplias cunetas. Eran construidas por empresas privadas a las que los emperadores adjudicaban la obra, mientras que ellos se reservaban los derechos y cobro de los peajes respectivos.
El tráfico a lomos de caballerías apenas tuvo relevancia en tiempos romanos, ni siquiera para el transporte de soldados, que eran trasladados en carruajes colectivos, al estilo de los camiones en los ejércitos actuales, como se han puesto de manifiesto en las excavaciones de Pompeya.
Por el contrario, en la Edad Media apenas se utilizaban los carros y la mayor parte del transporte se desarrollaba a pie o a lomos de caballerías que, con la herradura ya descubierta, no generaba mayor problema en los enlosados ni en la penosa caminería de la época...
Moreno Gallo indica que el firme de este tramo cántabro fue construido en el Siglo XVIII, «según han puesto de manifiesto ensayos mediante termo luminiscencia» realizados en el año 2003, precisamente para los trabajos de seguimiento arqueológico del tramo Molledo-Pesquera de la autovía A-67.
Con las líneas anteriores no queremos poner en duda la existencia de una vía romana que atravesaba las Hoces, en absoluto, ni siquiera que algunos tramos de la actual 'calzada' pudieran incluso coincidir con el primitivo trazado romano, pero sí cuestionar la veracidad de proyectos, carteles y fotos que nos informan de que los tramos ofrecidos son romanos.

COMENTARIO

La lista de sus maquinaciones es indescriptible. Jamás habíamos visto algo semejante en los países civilizados puede que  incluso  ni en los del III mundo se den fenómenos semejantes.
Arrojan a los paracaidistas en lo que despectivamente llaman "provincias" dispuestos a cometer las mayores fechorías y las más grandes falsificaciones.

 
En la imagen burro paracaidista arrojado sobre la bahía de San Lorenzo. "Operación Gigia".

Su táctica es bien conocida. Adoctrinados en el temible campus de Cantoblanco "aterrizan"  unos como "cruzados", otros como "misioneros". Son los famosos paracaidistas de Cantoblanco. "Los Visitadores" de la Santa Inquisición una institución siempre vigente que unas veces se manifiesta  en su esplendor como en épocas pasadas donde quemaba untadas en brea en magníficos autos de fe a las fuerzas disidentes atadas a los postes mientras sus feroces verdugos entonaban Te Deums y otras letanías.

 Otras de forma larvada como en la actualidad otorgando prebendas, cargos y excavaciones a los arqueólogos de su palo mientras condenan a una auténtica damnatio memoriae y al exilio a aquellos cuitados que osan enfrentarse.
Dominan la mayor parte de los medios de comunicación, las  cátedras, el  dinero para excavaciones arqueológicas, los museos etc, etc.
Con gran astucia y la cartera repleta de dinero no gastan mucho tiempo en orquestar sus operaciones propagandísticas y lo primero que hacen es contactar con los medios locales que ponen a su disposición al periodista de guardia  que se ocupa más o menos del asunto cultural con unas nociones elementales cuando no ignorantes por completo del tema a tratar.
Allá se ponen mano a mano el paracaidista y el gacetillero;  uno dictando y el otro escribiendo alegremente sin confrontar con nada ni con nadie.
Al dia siguiente los confiados ciudadanos al comprar el periódico o al visitar internet  se pueden encontrar delirios semejantes.

LA AUTOPISTA DEL ORO

LA AUTOPISTA DE LA PLATA

artículo en construcción. CONTINUARÁ.

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