La campaña ibérica de los húngaros se dio a conocer entre los estudiosos húngaros y extranjeros gracias a la información proporcionada por Liudprand e Ibn Hayyan. Millas Vallicrosa ha encontrado más datos al respecto en fuentes eclesiásticas españolas en latín. Los estudiosos españoles y húngaros tenían conocimiento de ellas, pero su contenido exacto no estaba disponible para los estudiosos húngaros. Estas fuentes relatan la destrucción de iglesias cristianas por parte de los húngaros y su reconstrucción. Según una hipótesis anterior, esta acción militar puede datarse en 924, pero investigaciones recientes la sitúan en 942. Las iglesias demolidas se encontraban en el distrito de Gerunda del condado español. Sobre la base de su ubicación geográfica, se puede reconstruir la ruta de la campaña húngara en el norte de España.
Károly Czeglédy dedicó un estudio específico al análisis de esta cuestión.
Los húngaros destruyeron en la primera mitad del siglo X las iglesias situadas en la vertiente sur de los Pirineos, en la comarca de Gerunda, en el condado de Barcelona.
Una de ellas era el monasterio dedicado a San Esteban, cerca de la actual localidad de Banyolas, y la otra la iglesia dedicada a San Columba, situada en la parte sur del distrito. La iglesia y el monasterio fueron incendiados y destruidos por los paganos, pero más tarde ambos fueron reconstruidos y se conservan dos fuentes sobre la consagración, que fueron publicadas en el siglo pasado . La fuente sobre la consagración de la iglesia del monasterio de Bañolas se encuentra en la Acta dedicationis Ecclesiae monasterii Sancti Stephani Balneolensis. El escrito que informa sobre la consagración de la iglesia de San Columba se puede leer en la Acta consecrationis ecclesiae S. Columbae in pago Gerundensi anno DCCCCL.
La idea de Millás Vallicrosa de que «Unguli», que aparece en la fuente latina mencionada anteriormente, se refería a los húngaros, está respaldada por la fuente a la que se refiere Károly Czeglédy en su estudio, según la cual «Unqulíya» era el nombre de los húngaros en las fuentes árabes.
El distrito de Gerunda y los pueblos donde estaban las iglesias destruidas quedaron en el camino de los ataques húngaros de 942. Teniendo en cuenta su ubicación geográfica, se puede trazar una parte de la ruta principal de las incursiones húngaras. Según esto, el ejército magiar, procedente de la llanura de Septimania, en el sur de los territorios franceses, para entrar en la península ibérica, cruzó los Pirineos por la estrecha llanura costera que separa el mar Mediterráneo o por los pasos de las montañas y colinas más bajas cercanas a la costa. De este modo, al entrar Al entrar así en la península ibérica, los que cruzaban por los estrechos pasos se dispersaban, como era habitual, por la llanura costera, que se ensanchaba ligeramente, y las colinas del interior, y atacaban el monasterio de Banolasi, que se encontraba en su camino monasterio de Banol, para luego penetrar en el distrito de Gerunda y devastar también sus zonas centrales.
Las tropas más pequeñas podían llegar fácilmente desde Gerona, la capital de la provincia, a los pequeños pueblos escondidos en los valles de las colinas y montañas circundantes, ya que los valles se abrían hacia la llanura de Gerona, lo que garantizaba el paso libre a los invasores. Entre los atacados se encontraban el valle y la iglesia de San Columba, que, según el acta de consagración, debía de ser una zona muy poblada. Esto se deduce de la lista de pueblos, fincas y granjas cercanos a la iglesia. A continuación, ya fuera cruzando alguno de los valles o siguiendo la costa, los invasores continuaron su camino hacia el valle del río Ebro, en dirección a Lérida y otras fortalezas árabes.
El ataque se llevó a cabo con fuerzas considerables y el principal objetivo de la campaña se extendió por la región donde se encontraban las iglesias que fueron víctimas de la destrucción.
El porqué de la incursión húngara hacia Torrelavega que a diferencia de la zona de Cataluña no parece haber dejado rastro destructivo puede deberse a los manejos políticos de Ramiro II de León que habría intentado forjar una alianza con los húngaros y de hecho rompió la tregua con el califato de Córdoba aprovechando su presencia.
Sobre este asunto cabe destacar "la cajita "vikinga" de San Isidoro fechada a finales del siglo X que varios expertos han calificado de vikinga, siendo el único objeto que se conserva en la Península Ibérica atribuido a este pueblo nórdico.
EL IDOLILLO, LA CAJITA VIKINGA DE SAN ISIDORO
LA ÚNICA PIEZA DE ARTE VIKINGO ESTÁ EN LEÓN
Habría que analizar si el objeto es verdaderamente vikingo o magyar e independientemente del resultado, por la coincidencia de fechas, resulta muy sugestivo que se tratara de un regalo de los "NEFANDI UNQUILI" en relación a la pretendida alianza con el rey leonés.

