Suevos, Vándalos y Godos quieren disputarse la paternidad del mosaico asturiano. Siendo los Vándalos los que acreditan mayores posibilidades a tenor de la peculiar historia asturiana.
Sin embargo los acreditados arqueólogos han aquilatado en fechas más tempranas la cronología del singular mosaico y es aquí donde entra en juego la facción de los francoalamanes que en dos tandas en el siglo III invadieron Hispania.
La primera incursión a través de la zona mediterránea hispana muere finalmente en Tanger a manos del ejército romano pero la segunda unos años más tardía toma el camino occidental a través de la Meseta Norte. No se supo nada más de dichas bandas teutonicas suponiendo fueron absorbidas por la población del N. O. hispano. En el siglo V se intentó algo parecido, en Gallaecia, con resultados catastróficos para el Imperio Romano.
Estos acontecimientos siembran la duda sobre la autoria ideológica y material aún bajo la indiscutible tecnica constructiva romana.
Con escasos medios, de forma presupuestaria muy precaria pero con el apoyo popular los entusiastas arqueólogos han logrado presentar a la opinión pública y científica un misterioso e inquietante yacimiento. Otros manejando presupuestos mucho más copiosos han fracasado de forma estrepitosa en sus repetidos intentos.
Parece que el poblamiento disperso de la mítica Lucus Asturum pudo haber tenido en la Estaca la principal de sus manifestaciones.
Si es romano o no lo es, si es teutonico o no poco importa porque la símbologia es clara y enraiza con la tradición solar indoeuropea prerromana que en la cultura céltica ha dado tan brillantes manifestaciones.
No se encontró mitología mediterránea, no se encontraron los rasgos culturales propios de la cuenca mediterránea tan presentes en su variada gama en los numerosos mosaicos romanos que se han venido recuperando.
Es el símbolo solar indoeuropeo, santo y seña de dicho pueblo del que los romanos formaban parte antes de alienarse culturalmente por su posición geográfica.
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