LA CRUZADA DE NEVILLE

LA CRUZADA DE NEVILLE

sábado, 13 de noviembre de 2021

MADRID, EL TRONO DEL MORO. MADINA MAYRIT ES LA ÚNICA CAPITAL BEREBER DE EUROPA

 









Mayrit o Magerit | El origen musulmán de san Isidro


Madrid carecía de población autóctona antes de la invasión de Mohamed I, Una cátedra de Historia Medieval de la Universidad Complutense trabaja desde hace algunos meses sobre la hipótesis según la cual, san Isidro, el patrón de Madrid, podría ser, hasta su conversión, musulmán. La teoría, contemplada por Cristina Segura, titular de Historia Medieval, parte de una evidencia histórica: el enclave sobre el que se irguió Madrid antes de su fortificación por Mohamed I, en la segunda mitad del siglo IX, carecía de población autóctona preexistente. No hay testimonio alguno de asentamientos anteriores desde la edad del bronce.
Los testimonios materiales sobre el patrón madrileño son sólo un códice de fines del siglo XIII; la arqueta de su sepultura, hoy en el testero de la girola de la catedral de la Almudena y su propio cuerpo -murió en torno al año de 1172- del que la tradición dice que fue hallado incorrupto 40 años después de su muerte, tras la que fue inhumado en el cementerio de San Andrés, junto a la hoy parroquia del mismo nombre. Tras ser enterrado entre 1535 y 1555 en la Capilla del Obispo y regresar a su entierro de San Andrés, su cuerpo se conserva hoy en una urna de plata, regalo de la reina Mariana de Neoburgo, esposa de Carlos II, en el altar mayor de la colegiata de San Isidro en la calle de Toledo. “El sarcófago fue abierto por última vez en 1982”, informa José Sánchez, sacristán de la colegiata.

Los otros testimonios, orales y documentales sobre vida y milagros de Isidro, fueron elaborados a partir de 1212, fecha de la batalla de las Navas de Tolosa. Por primera vez hay noticia allí de una presencia del concejo madrileño, mediante un destacamento que combate junto a las huestes cristianas, bajo estandarte heráldico propio, osa incluida, contra las tropas islámicas.
Prosiguen hasta 400 testimonios de milagros entre finales del siglo XIII y mediados del siglo XVI, para culminar a principios del siglo siguiente -en torno a la expulsión de los moriscos- en que en marzo de 1622, el papa Gregorio XV canoniza a san Isidro, si bien no se oficializa hasta su firma en 1724 por Benedicto XIII.
El nacimiento de Isidro, según las más antiguas crónicas, hagiografías religiosas y posteriores recreaciones que abarcan hasta el siglo XVIII, data de 1082, poco antes de que el rey Alfonso VI recobrara en 1086 la plaza madrileña junto con la de Toledo, en poder del islam desde tres siglos antes. Por consiguiente, si Isidro era lugareño de Madrid, sus progenitores descendían o de las huestes o de los colonos que vinieron al centro de Castilla con los musulmanes.
Otra hipótesis que se baraja desde la cátedra que regenta la historiadora Segura es etimológica: “El nombre propio del patrón derivaría del árabe Driss e Isidro sería su castellanización”.







La vida del labrador, narrada por el cronista Juan Gil de Zamora un siglo después de la muerte de Isidro en el llamado Códice de Juan Diácono, se ve vinculada al arte del agua, milagros incluidos. Su iconografía le coloca siempre una aguijada en la mano, vara instrumental para la fontanería. La tradición cristiana señala que Illán, hijo de Isidro y de María, llamada luego de la Cabeza, lugareña de Uceda y vecina de Torrelaguna, cayó a un pozo muy profundo mientras él faenaba en el campo. Tras rezar devotamente junto a su mujer, el agua del pozo afluyó copiosamente por el brocal e Illán reapareció sobre las aguas, sano y salvo. Este pozo, dice la tradición, es el que se conserva en el Museo de los Orígenes, en la plaza de San Andrés, con 27 metros de profundidad, tres de ellos de agua.
El arca donde estuvieron sus restos presenta en su facies anterior una gran noria de cangilones, emblema de la hidráulica árabe. Tanto la representación de Isidro como la de su esposa, María, se muestran siempre velados con tocados similares a kefias, bajo arcadas mudéjares.
Para Segura, “la importancia en Madrid de la comunidad mudéjar -la subsistente a la conquista por Alfonso VI- fue muy grande y contaba con representantes propios, llamados alamines”. Así, “de ello derivaría el nombre de la plaza del Alamillo, no de una especie vegetal, sino de la sede del alguacil mudéjar madrileño”. Otro aspecto que contemplan los historiadores es la actitud invariante de la iglesia de Roma por integrar factores creenciales de religiones preexistentes en su propio discurso. Así, al igual que la Virgen de la Almudena tiene un nombre de origen árabe -como la de Fátima- la veneración por Isidro, convenientemente integrada, podría proceder de otra confesión. La santidad es una hierofanía, manifestación de lo sagrado y no monopolio de ninguna religión, según el gran pensador de las religiones, Mircea Eliade.
Se sabe que Madrid era un producto medieval. ¿Qué supone tal afirmación? Entre los siglos IV y VII después de Cristo resulta palpable la decadencia de la población en el territorio madrileño, hasta la práctica desaparición de todo núcleo que pudiera ser considerado urbano, incluso dentro de las coordenadas de la época. Ni tan siquiera Complutum conservó tal naturaleza, pues a la altura del siglo VII era poco más que un despoblado. Esta situación de decadencia no vino motivada por el hecho musulman. Se trata de un lento pero persistente proceso que enraíza con la crisis del Bajo Imperio Romano y que alcanza su cenit al final de la época visigoda. Si Toledo conservó a lo largo de estos siglos su personalidad, incrementada incluso por la radicación en ella de la capitalidad del reino visigodo después de la desaparición del reino de Tolosa, confirmada en el IV Concilio de Toledo del 633 cuando Sisenando ocupó el trono después de destronar a Suintila; no sucedió lo mismo con los núcleos existentes en el territorio madrileño. Una vez consolidada la presencia musulmana en la Península, la región central se convirtió en una especie de tierra de nadie. Un auténtico vacío demográfico que sólo empezó a cobrar valor, por razones de tipo estratégico, conforme se acentuó la presión militar de los reinos cristianos del Norte. De esta manera, el territorio madrileño adquirió una creciente importancia en función de la defensa de Toledo, hasta llegar a ser la posición defensiva más avanzada de la comarca septentrional y fronteriza de la Marca media, cuya capital era Toledo.
En este contexto de clara impronta militar, Talamanca se configuró como la fortaleza vigilante del camino que unía el murallón defensivo de la Sierra con Toledo. A partir de la segunda mitad del siglo IX una colina situada en la margen izquierda del río Manzanares, enlace natural entre la Vía Lata y Toledo, comenzó a adquirir un destacado interés estratégico, hasta el punto de que, en una indeterminada fecha sujeta al debate historiográfico pero que podemos establecer entre el 860 y 880, allí se construyó una fortaleza. La ciudad de Madrid salía a la palestra de la Historia bajo la forma de un pequeño núcleo amurallado, de corte militar, denominado Mayrit. En efecto, Mayrit nació como un ribat; es decir, una comunidad a la vez religiosa y militar, donde pequeños grupos de musulmanes se preparaban para la yihad (esfuerzo) Clásica de las zonas fronterizas, vendría a ser la contrapartida musulmana del ideal guerrero-cristiano de los reinos del Norte, sobre el que se forjó la ideología de la mal llamada Reconquista y que posteriormente cristalizó en la formación de las órdenes religiosas y sus establecimientos.
Ese ribat llamado Mayrit pronto se convirtió en el principal enclave musulmán del territorio, disputando la primacía a Talamanca, incluso en el siglo X llegó a contar en algunas ocasiones con gobernador propio. En el emplazamiento que ocupa actualmente el Palacio Real se erigió en época del emir Muhammad I (852-886) una fortaleza con su torre y el recinto amurallado contiguo, ampliado y reformado en el siglo X, con murallas de hasta 6 metros de espesor, a saber que se defendian. Separado por un barranco -hoy en día la calle Segovia- se extendió el arrabal por las cercanías de la Cava Baja. En el cruce de las calles de Bailén y Mayor estaba radicada la Mezquita Mayor.
Ribat de Madrid (Al-Madridi) Dibujo de J. Cornelius Vermeyen del viejo Alcázar. La imagen corresponde, aproximadamente, al año 1534, antes de la ampliación emprendida por Carlos I en 1537, la primera de envergadura realizada en el edificio. Es probable que éste fuera el aspecto que presentaba el castillo musulmán, cuya estructura y muros sirvieron de base al palacio real promovido por el emperador.
El desaparecido Real Alcázar de Madrid estuvo situado en el solar donde actualmente se erige el Palacio Real, en la ciudad española de Madrid. Construido como fortaleza musulmana en el siglo IX, el edificio fue ampliándose y mejorándose con el paso de los siglos, hasta convertirse en palacio real. Pese a ello, siguió conservando su primitiva denominación de alcázar.
La primera ampliación de importancia acometida en el edificio se efectuó en el año 1537, por encargo del emperador Carlos I, pero su aspecto exterior final corresponde a las obras realizadas en 1636 por el arquitecto Juan Gómez de Mora, impulsadas por el rey Felipe IV.
Fue residencia de la Familia Real española y sede de la Corte desde la dinastía de los Trastámara hasta su destrucción en un incendio en la Nochebuena de 1734, en tiempos de Felipe V.
Orígenes
Existe una amplia documentación sobre la planta y el aspecto exterior que tuvo el edificio entre el siglo XVI y 1734, cuando desapareció en un incendio: numerosos textos, grabados, planos, maquetas y pinturas. Sin embargo, las imágenes de su interior son muy escasas y las referencias sobre su origen tampoco son abundantes.
El primer dibujo que se tiene del Alcázar fue realizado por J. Cornelius Vermeyen hacia el año 1534, tres decenios antes de la designación de Madrid como capital de España (véase la imagen 2).[1] En él se muestra un castillo articulado en dos cuerpos principales, que tal vez pueda corresponderse, al menos parcialmente, con la estructura de la fortaleza musulmana sobre la que se asienta.
Esta primitiva fortificación fue levantada por el emir cordobés Muhamad I (852-886), en una fecha indeterminada comprendida entre los años 860 y 880. Era el núcleo central de la ciudadela islámica de Mayrit, un recinto amurallado de aproximadamente cuatro hectáreas, integrado, además de por el castillo, por una mezquita y por la casa del gobernador o emir.
Su enclave, en un terreno escarpado, coincidente con el emplazamiento del actual Palacio Real, reunía un gran valor estratégico, dado que permitía la vigilancia del camino fluvial del Manzanares. Éste resultaba clave en la defensa de Toledo, ante las frecuentes incursiones de los reinos cristianos en tierras de Al-Ándalus.
Es probable que el castillo fuera fruto de la evolución, en ese mismo lugar, de diferentes construcciones militares anteriores: primeramente, una atalaya de observación y, con posterioridad, quizá un pequeño fortín.
El viejo castillo fue objeto de diferentes ampliaciones con el paso del tiempo, quedando la estructura original integrada dentro de los añadidos. Así puede observarse en algunos grabados y pinturas del siglo XVII, en los que aparecen, en la fachada occidental (la que da al río Manzanares), cubos semicirculares que desentonan con el diseño general del edificio (véase la imagen 1). Cabe pensar que esa fachada pertenecía originalmente al castillo musulmán y que se incorporó al alcázar, al utilizar la fortaleza inicial como base del nuevo edificio.
Carvajal: Este contenido militar actúa de elemento definitorio por excelencia. Así el territorio madrileño se jerarquiza en función de tres núcleos principales, Mayrit, Talamanca y Qal’-at’-Abd-Al-Salam (Alcalá de Henares), los dos últimos de similar estructura a la que hemos apuntado para el caso de Mayrit. Todos ellos están situados estratégicamente en las tres vías fluviales más importantes de la región que, además, coinciden con las principales vías de comunicación: Talamanca en el Jarama, Mayrit en el Manzanares y Alcalá en el Henares. Servían tanto de instrumentos de defensa como de garantía para la utilización de estos caminos. Talamanca era la primera plaza defensiva más acá del Sistema Central. Alcalá era un bastión fundamental en el trayecto Toledo-Medinaceli y Mayrit se constituía en el más importante resguardo defensivo de Toledo. Conforme se incrementó la presión conquistadora de los cristianos, el enclave militar madrileño adquirió una mayor relevancia en todo el sistema defensivo de la Marca Central musulmana. Tengamos en cuenta que si en un primer momento, siglo VIII, fue el camino del Henares el más transitado por los musulmanes como salida natural hacia Zaragoza y el que contempló las primeras correrías cristianas; a partir del siglo IX, el mayor empuje del reino asturleonés le posibilita, dada su pujanza repobladora, contar con sólidas bases de sustentación en la Meseta Norte, hizo de Talamanca la plaza fuerte más importante de la zona, tomada circunstancialmente por Ordoño I en el 861. Los musulmanes comprendieron que el peligro provenía frontalmente del Norte, a pesar del murallón natural de la Sierra. Con la incursión en el 881 de Alfonso III, que llegó a las inmediaciones de Toledo, la primacía defensiva de Mayrit se hizo más patente todavía, desplazando definitivamente a Talamanca, con ello la alcazaba madrileña se convirtió en el asentamiento humano más significativo del territorio.
Acompañaban a estos tres núcleos de población, varias pequeñas fortalezas y asentamientos rurales como Qal’-at-Jalifa (Villaviciosa de Odón), Rivas de Jarama (Rivas-Vaciamadrid), Sal Galindo, junto al Tajuña, en el actual término de Chinchón, la Marañosa (en San Martín de la Vega), Malsobaco (en Paracuellos del Jarama) y Cernera (en Mejorada del Campo). Completaba el entramado humano madrileño un hábitat disperso de alquerías y granjas por todo el territorio, y, finalmente, un conjunto de torres atalaya dispuesto en cuatro hileras, situadas en lugares estratégicos con la misión de alertar de posibles incursiones cristianas. Una primera hilera estaba situada a lo largo del río Jarama, en sitios como el Berrueco, el Vellón, el Molar y Alcobendas. La segunda trama vigilaba los pasos de la Sierra con Madrid, bordeando la vieja calzada romana, en lugares como Torrelodones, Hoyo del Manzanares… La tercera hilera situada a lo largo del cauce del Manzanares cubriría el camino de Mayrit a Toledo, con torres en Torrejón de la Calzada, Torrejón de Velasco, Cubas y Valdemoro. Por fin, el cuarto tramo emplazado en el oeste y Suroeste de la actual provincia, surcaba la ruta próxima del río Guadarrama, con Alamín y Almenares entre otros. Así quedó estructurado el territorio madrileño durante los siglos IX y X, cada vez más sujeto a la presión leonesa cuyas avanzadillas asolaban con frecuencia la región. Ramiro II en el 939 tomó la alcazaba madrileña, abandonándola de forma inmediata; igual suerte corrió Mayrit en 1047, cuando fue tomada por Fernando I. Estas incursiones aventuraban la definitiva caída de Madrid en manos cristianas (Final del escrito de Carvajal)

miércoles, 10 de noviembre de 2021

CONFERENCIA SOBRE LAS EXCAVACIONES Y PRESENTACIÓN DEL LIBRO ASTURES


 

GIJÓN EN TIEMPOS ROMANOS, DESPUÉS DE 40 AÑOS DE ARQUEOLOGÍA URBANA


 









GIJÓN EN TIEMPOS ROMANOS, DESPUÉS DE 40 AÑOS DE ARQUEOLOGÍA URBANA


La arqueología urbana desarrollada en la ciudad de Gijón (Asturias) desde 1982 ha producido una ingente cantidad de información arqueológica, traducida en abundante literatura científica, presentada en series de congresos, monografías, artículos, y materializada en una red de establecimientos museográficos, patrocinados fundamentalmente por el Ayuntamiento en una actuación inédita en la geografía peninsular por su duración e inequívoco empeño. La imagen traducida a la opinión científica y popular es la de que Gijón, desde su fundación como asentamiento en época Flavia, desempeñó las funciones de capital comarcal de la Asturia transmontana. En función de esta premisa se han interpretado estructuras arqueológicas exhumadas como la muralla, las termas del Campo Valdés, la fábrica de salazones de la Plaza del Marqués, las instalaciones hidráulicas de la Fábrica de Tabacos y cualesquiera otros restos excavados en el interior del barrio histórico de Cimavilla, cuyo subsuelo fue declarado BIC en su momento como Zona Arqueológica. Yendo aún más allá, se ha defendido la existencia de un puerto romano, conceptualizado como statio en el tránsito de la annona recaudada en la Península Ibérica hacia el limes germánico.

Sin embargo, el examen desprejuiciado de la amplia superficie registrada y de los resultados obtenidos permiten extraer otras conclusiones. A nuestro juicio la verdadera naturaleza y dimensiones históricas del asentamiento romano de Gijón fueron otras, por lo que en este trabajo desarrollaremos los argumentos que sostienen esta interpretación alternativa y que ya fueron avanzados en una publicación previa (García de Castro Valdés y Ríos González, 2013).

César García de Castro Valdés*

Sergio Ríos González^

*Museo Arqueológico de Asturias (CGV)

^Dirección General de Patrimonio Cultural del Principado de Asturias (SR)


Nota 

El peplum de Cantoblanco ha sido completamente desarticulado. La Universidad Autónoma de Madrid ha fracasado por completo en su torpe intento de falsificar la historia de Gijón y de Asturias,



sábado, 30 de octubre de 2021

EL OSO, EL MADROÑO Y EL CORÁN

 














EL OSO, EL MADROÑO Y EL CORÁN, EL MADRID ISLÁMICO



EN GALICIA ENCUENTRAN AUTÉNTICAS VÍAS ROMANAS Y EN ASTURIAS LAS PINTAN EN LOS MAPAS CON ROTULADORES DE COLORINOS


 







LA VOZ DE GALICIA

Lo vemos, lo estamos viendo un dia si y otro también como aparecen vías romanas  por todas partes en el territorio de la antigua Hispania menos en Asturias. Vías romanas de las de verdad, de las que pueden verse y tocarse. Tangibles. Verificables.

En esta ocasión en Brandomil de reminiscencias suevas de la mano del atribulado Gorgoso discípulo de Jm Bello, lo del apellido muy apropiado para Halloween  anglicano o nuestro  Samuin  autóctono.

Jm Bello turpino se resiste a morir y se reencarna en la temible guestia arqueológica con todos sus discípulos que le siguen en la fantasmagórica procesión.

Pero al César lo que es del César porque Gorgoso atopó una calzada romana auténtica, que se puede ver, que se puede tocar, que no ofrece margen a la duda y en Asturias los prestigitadores de la arqueología las pintan en los mapas con sus torpes dedos y rotuladores de colorinos.

Todo es posible en la arqueología española y para muestra Iruña Veleia, el Gijón romano o el Castillo de Torrechapa.

El señor Moreno Gallo  que es el mayor experto en caminería romana ha negado todas la vías romanas inventadas en Asturias. Todas sin excepción.

Los trileros de la arqueología lo saben y andan escocidos. Porque una cosa son las vías romanas auténticas y otras las inventadas sobre la marcha para salir del paso en los constructos de sus peplums políticoarqueológicos cuando no de cartera.

Si antes hicimos referencia al Bello en su estrambótico contraste con la realidad habría que hacer referencia también al Bello de Bellum, de guerra, de belicoso porque turpino  vetuliano mantiene una contienda de dimensiones homéricas contra las nuevas generaciones de arqueólogos que abjuran de su peculiar praxis arqueológica y para muestra el mechero de la torre de Hércules.

De la Gorgona vinieron los Gorgontes en la épica colonización helena de Galicia y de los Gorgontes los Gorgosos,  terribles con sus estandartes y cinturones de serpientes. Porque Galicia fue Oestrimnida y luego Ofiusa por la conquista de los Saefes.

Y estos Gorgontes son capaces de convertir en piedra cualquier objeto o persona que se cruce en su camino por lo que serían muy adecuados, de contratarles, para convertir en empedrados los caminos de cabras asturianos que quieren hacer romanos. Que son obra de la bellica capra y no de los agrimensores imperiales.

Venga pues ya Gorgoso y que venga con la cabra legionaria!!!!.




 

miércoles, 27 de octubre de 2021

La Sobia: el enclave en el que Roma masacró a los astures

Restos humanos de astures masacrados por los romanos. / E. C. El arqueólogo Alfonso Fanjul presenta tres impactantes hallazgos arqueológicos en Teverga que abarcan 23.000 años de historia de la zona Tres hombres jóvenes fueron masacrados por tropas romanas en la zona del cordal de La Sobia, entre lo que hoy son los concejos de Teverga y Quirós, hace unos 2.000 años, muy probablemente en los tiempos en los que Nerón era emperador en Roma. Este es uno de los tres importantes hallazgos arqueológicos que acaba de presentar en la casa de cultura de Teverga el arqueólogo Alfonso Fanjul, acompañado por la alcaldesa del municipio, Maria Amor Álvarez, visiblemente entusiasmada por la confirmación de que en el yacimiento «hay tantos restos arqueológicos que es posible hacer una serie histórica desde la prehistoria a la edad moderna». El más reciente en el tiempo corresponde a los restos de tres hombres jóvenes, dos de ellos de entre 20 y 30 años y un tercero de entre 30 y 36, en el fondo de una sima en la zona norte de La Sobia. Los tres hombres habrían sido arrojados allí muy probablemente, según indica el arqueólogo, por tropas romanas vinculadas a una legión que procedería de la ciudad hispanoromana de Clunia, en lo que hoy es el sureste de la provincia de Burgos, dado que en la zona se han encontrado monedas militares procedentes de ese lugar. El hallazgo implica por una parte que la romanización de la zona fue clara y evidente, y confirma también que no se produjo con un solo enfrentamiento violento, sino que hubo una serie de incidentes de mayor o menor entidad, pero está claro que, según indica Fanjul, « hubo rebeliones de astures en época de Nerón». La sima en la que aparecieron estos restos es muy profunda y tiene aún una potencia como yacimiento arqueológico muy notoria, según indica Fanjul, que confía en encontrar restos de más individuos en la misma oquedad. A los restos óseos que han aparecido (huesos pélvicos, algunas tibias y otros de menor tamaño, aunque aún no han hallado ningún cráneo) y a los que se pueden encontrar en el futuro se les practicarán diversos análisis, como el de ADN para identificar la población a la que pertenecían y si había relaciones de parentesco entre ellos, o el de isótopos para analizar su dieta, e incluso, a través del análisis de estroncio en los dientes, si estos aparecen, se podrá precisar su zona de habitación habitual y su origen. El hallazgo confirma, por otra parte, lo ya identificado en la zona desde las primeras prospecciones efectuadas en 2004 en los dos castros romanos que ya existían pero que estaban sin estudiar y pueden estar vinculados a poblaciones como las de una granja prerromana en Sobrevilla que también se ha identificado de forma muy excepcional en los estudios previos. Yendo más atrás en el tiempo, el segundo hallazgo corresponde a una punta de bronce de tipología de palmela, de unos 6,7 cm de longitud, encontrada en una zona de paso de la sierra de La Sobia, como evidencia de práctica cinegética durante el Calcolítico, o Bronce final, que en la mayoría de los yacimientos europeos se corresponde con el paso de la prehistoria al inicio de las etapas históricas. DIARIO EL COMERCIO DE GIJÓN
La punta corresponde a una lanza de caza que tiene el extremo doblado por el probable impacto contra un hueso o una roca y que habría sido perdida o abandonada en la zona por un grupo de cazadores que, según Fanjul, estaría vinculado a poblaciones establecidas en lo que hoy es el norte de León, ya que en el valle situado al sur del puerto de ventana se han encontrado una buena cantidad de puntas similares a la hallada en Teverga, lo que demuestran esa relación y apunta a la posibilidad de la existencia de grupos errantes de cazadores en un momento en el que el paso a la vida sedentaria de poblaciones agroganaderas ya estaba muy asentado. Éstos cazadores podrían ser a su vez pastores trashumantes que complementasen su dieta con caza. Por último, Fanjul ha presentado también los resultados de excavaciones en la misma sierra en una zona situada en torno a los 1.500 metros de altitud en los que se han podido recoger materiales líticos asociados a un abrigo rupestre de unos 25.000 años de antigüedad, lo que lo sitúa en el paleolítico medio. Fanjul ha subrayado que en ese momento el clima era interglaciar, lo que favorecería la posibilidad de asentamientos prehistóricos estacionales en altura, pero el hecho es que en la región al menos este es el de mayor altitud que por el momento se ha identificado. Entre los hallazgos de este último yacimiento hay una llamativa hacha bifaz lítica, claramente empleada y desgastada en labores vinculadas a la supervivencia del grupo humano allí ubicado, así como varias machacadoras y al menos un cuchillo elaborado en piedra con cuarcita de río. Hay que tener en cuenta que en esa zona las fuentes de agua son muy limitadas, lo que dificulta el establecimiento de poblaciones en ese periodo. La presentación ha concluido con una exposición de los hallazagos a los alumnos del colegio público de Teverga, que han mostrado un vivo interés por todos los elementos mostrados por el arqueólogo y por lo que implican sobre la historia de su concejo..
Arriba, restos humanos de astures masacrados por los romanos.; a la izquierda, restos líticos hallados en un abrigo rupestre de 25.000 años de antigüedad; a la derecha, Alfonso Fanjul y María Amor Álvarez, con la punta de lanza de la edad del bronce. / E. C.













Hallan en Teverga restos de tres jóvenes fallecidos de muerte violenta, del siglo I d C

El equipo de arqueólogos dirigido por Alfonso Fanjul presentó hoy el hallazgo, que puede estar vinculado a una masacre relacionada con la invasión romana
















Redacción/ Grado

Las investigaciones arqueológica de Peña Sobia, en Teverga, han localizado en su primera campaña restos óseos de tres individuos, del siglo I después de Cristo, de en torno a los 20 años de edad, fallecidos de muerte violenta, que podría estar relacionada «con una masacre vinculada a la invasión romana», según señala el arqueólogo director de los trabajos, Alfonso Fanjul. El hallazgo está aún pendiente de completar los estudios de ADN, lo que permitirá conocer más datos sobre los tres jóvenes, que no fallecieron por causas naturales o de forma ritual, según las primeras investigaciones, sino que fueron víctimas de una ‘masacre’.  Se trata de un hallazgo «de suma importancia» realizado en la zona de Peña Sobia, un proyecto arqueológico impulsado por Fanjul, con la colaboración del investigador Antonio Juaneda, y que cuenta con financiación del Ayuntamiento de Teverga. Además de los restos humanos, «tres varones arrojados a una sima», en la campaña se encontró un abrigo del Paleolítico medio, el más alto documentado en Asturias, y una punta de lanza de bronce. Los hallazgos de esta primera campaña se presentaron hoy en la Casa de Cultura, en presencia de la alcaldesa, que destacó la importancia del descubrimiento para documentar el pasado del concejo. También apareció un abrigo, cuya viseras e ha derrumbado, pero que ha permitido hallar restos de una lanza de bronce. Tras la presentación pública, los arqueólogos presentaron los hallazgos a los escolares de Teverga, que asistieron a la explicación arqueológica con muchísimo interés. «Ni pestañeaban», bromeó la alcaldesa, que mostró enorme satisfacción por el descubrimiento.





miércoles, 13 de octubre de 2021

LA SILLA DEL REY DE MATILDE GARCÍA MAURIÑO

 











La brillante escritora Matilde García Mauriño nos presenta una nueva y apasionante novela ambientada en los tiempos de la Monarquía Asturiana. 

domingo, 10 de octubre de 2021

NUEVO ESCÁNDALO ARQUEOLÓGICO. ACUDEN AL PAÍS VASCO PARA PRESENTAR PIEZAS ROMANAS EN ASTURIAS








Nuevo escándalo en la arqueologia asturiana. Acuden al País Vasco para poder presentar en Asturias alguna pieza de factura romana.

Hace años intentaron darnos gato por liebre anunciando que habían encontrado una silla romana en las excavaciones de la antigua fábrica de Tabacalera en Cimadevilla.

Desde este blog ya alertamos de que se trataba de un nuevo peplum de su largo rosario de invenciones y de falsificaciones para acrecentar la débil huella romana en Asturias. 

La sospecha quedó refrendada tras la intervención de la epigrafista Canto de Gregorio en Terraeantiqvae.com donde desmintió que fuera de factura romana.

Una vez realizados las análisis quedó probado que la silla en cuestión era de la época Alto medieval.

Pues bien ahora vuelve la burra al trigo porque está en el corral vitalicio del mando supremo de los museos de Gijón al estilo del Caudillo y pese a un sonado tropezón con la Justicia que la inhabilitó años atrás por empadronamiento ilegal de arqueólogos de su palo, esto es del cortijo de la U. A. M, y filtración de exámenes.

Pues bien ahora organiza una nueva mascarada combinando los objetos alto medievales asturianos con piezas romanas procedentes del País Vasco para ver si por el procedimiento de ósmosis o confusión pueden incrementar el exiguo patrimonio romano en el Principado.

Esto no es algo nuevo pues en la ya lejana exposición "Astures" trajeron objetos de la Bética y la Tarraconense para poder darle un mínimo de contenido.

Nueva trapaceria pues. Nuevo ardid o triquiñuela de baja estopa para intentar engañar a algún incauto. 

https://www.cope.es/emisoras/asturias/noticias/gijon-barro-descubre-las-claves-nuestra-historia-20211010_1546964


jueves, 19 de agosto de 2021

GIGIUM COLISEUM


 El lobby de los arqueólogos gijoneses vinculados a la Universidad Autónoma de Madrid presionan a la alcaldesa para trasladar su circo romano a la antigua plaza de toros del Bibio que pasaría a llamarse  GIGIUM COLISEUM.