LA CRUZADA DE NEVILLE

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domingo, 18 de diciembre de 2016

LEÓN NO ES CASTILLA





El regionalismo “castellano” o “castellano-leonés”

El regionalismo “castellano” o “castellano-leonés” (denominación que utilizan indistintamente sus historiadores) surge como un regionalismo de tipo económico, con absoluto desprecio a la cultura e historia del territorio que representaban. Surgió en el siglo XIX impulsado por las zonas cerealistas de la cuenca del Duero que identificaban con “Castilla” o “Castilla y León” indistintamente. Les caracterizaba un fuerte anticatalanismo y un rechazo frontal a cualquier regionalismo o nacionalismo periférico. Sostenían que “Castilla” o “Castilla y León” constituía el núcleo esencial de España a la que debían defender frente a cualquier separatismo. Contaban (y cuentan) con un fuerte poder económico y con una gran influencia en el Gobierno Central.

Intentaron crear un estado federal castellano durante la 1ª República formado por dos estados: Castilla la Vieja y Castilla la Nueva. Castilla la Vieja incluía también las provincias leonesas de León, Salamanca y Zamora y ello a pesar de que la división española en estados según el preámbulo constitucional debía responder a los antiguos reinos. La Comisión provincia de León contestó: “¿Quién con mas derecho que León para formar un Estado? [...] No pretende León en manera alguna ser el centro de un Estado, al que concurrieran otras de las actuales provincias; sino formarse por sí sola, y no perder su autonomía, ni el glorioso nombre de Leoneses sus habitantes, que con él y no con el de Castellanos se han distinguido siempre por su patriotismo, su laboriosidad y su cordura”. Ante la polémica Pi y Margall sostenía que:“He estado siempre por que se reconstruyan los antiguos reinos, puesto que de otro modo no comprendo que puedan ponerse límites a la federación”

Durante la 2ª República el regionalismo agrario “castellano-leonés” también intentó obtener un estatuto de autonomía para su región artificial. Curiosamente, la división regional tradicional española era considerada y respetada. De hecho, la región leonesa, diferenciada de la castellana, contaba con representación en el tribunal de Garantías Constitucionales.

Lo que sucedió en el proceso autonómico de la Transición española fue escandaloso. Dice Francisco Tomás y Valiente en el Prólogo de El Antiguo Reino de León cuyo autor es Anselmo Carretero Jiménez: “En más de un caso, y desde luego en el de León y Castilla, su composición (no quiero hablar de fronteras) se discutió, porque era discutible con la mano en la historia, y no siempre se acertó. Mitos, embrollos, secuestros y olvidos puede que tuvieran ahí su nido. Pero también intereses partidarios, caciquismos locales y provinciales, equilibrios electorales y repartos de zonas de influencia, fueron claves de un presente político apresurado y frívolo en ocasiones. Es muy posible, por lo que a León (reino leonés, país leonés) se refiere, que su inserción en la actual comunidad fuera un error y no sólo acaso por razones historicistas”.

La inclusión de León en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, en primer lugar, es inconstitucional ya que infringe el artículo 2 de la Constitución, que concede derecho a autonomía a las regiones y nacionalidades españolas. “Castilla y León” nunca existió como región y su misma denominación evidencia que se trata de dos entidades distintas. Si no, no se necesitaría la conjunción copulativa “y”. En segundo lugar, la inclusión de la provincia de León en el ente “castellanoleonés” se hizo sólo en diez días, pues hasta entonces, los partidos mayoritarios o apoyaban abiertamente una autonomía leonesa o afirmaban que la elección correspondía a los leoneses. La opinión de estos estaba clara según las encuestas realizadas y las cuatro manifestación producidas. la última, en 1984, con una asistencia de cerca de 100.000 personas. En el proceso de votación de los ayuntamientos hubo coacciones, amenazas e incluso falsificaciones de actas. El proceso fue tan irregular que incluso se presentó un recurso por irregularidades en este proceso de votación relativo a 55 municipios ante la Audiencia Territorial de Valladolid que fue desestimado. Aún así, la Diputación de León se retractó al poco. La explicación la da el portavoz de UCD en el ayuntamiento de Ponferrada: “El sentimiento, la aspiración de todos los componentes de la Diputación, así como la mayoría de mujeres y hombres de El Bierzo, era el de optar por León solo, lo que así se manifestó en una primera encuesta realizada entre los ayuntamientos. Si esto era una realidad, también es cierto que se planteaba otra cuestión tremendamente importante y es que a la hora de gobernar se encontraban ciertas dificultades porque había un grupo andalucista, un grupo catalán, otro vasco y algún que otro diputado que estaba en forma independiente. Nuestro presidente provincial de partido, que en aquel momento tenía bajo su responsabilidad llevar a cabo el mapa autonómico de España llegó a la conclusión de que si proliferaban para lo sucesivo los entes autonómicos demasiado, llegaría un momento en el que el Congreso de los Diputados habría más diputados que intentarían defender los intereses peculiares de cada una de sus zonas que los intereses del Estado en su generalidad, de ahí su gran sublime idea de atajar en parte todo aquello que se veía casi seguro. Efectivamente lo atajó y consiguió consolidad un Estado, que a la hora de la verdad nos lo ha puesto de manifiesto las elecciones generales, en las cuales los partidos que derivaban de los entes autonómicos empezaron a perder fuerza y lo que adquirió fuerza fueron los partidos de ámbito nacional. Por lo tanto si se entendía que el Estado iba a ser ingobernable si proliferaban los diputados dimanantes de los partidos regionalistas en el año 1980, es cierto que en 1983 aquella duda, aquel temor, aquella angustia había quedado desvanecida. Es decir, por una necesidad de Estado se dijo sí a incluir a León en el ente castellanoleonés; por una razón de estado se atendió aquella necesidad, no porque realmente lo desease el pueblo de León y mucho menos sus representantes. En aquel entonces se consiguió que cada uno olvidase los verdaderos deseos, sus máximas aspiraciones y mejores logros para León en beneficio de algo que era más importante, que era la consolidación del Estado” Diario de León

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