Cuando Asturias fue independiente y Gijón, capital
19.08.12 - 02:39 - 
 
 
 
 
M. F. ANTUÑA | GIJÓN.
El sábado se cumplen 75 años de la proclamación del Consejo Soberano de Asturias y León
Belarmino Tomás presidió un órgano que estuvo vigente del 25 de agosto al 20 de octubre de 1937
Hubo un tiempo en el que Asturias fue independiente y 
tuvo su capital en Gijón.  Sucedió entre el verano y el otoño de 1937, 
en plena guerra civil española y con Asturias convertida en una ínsula 
republicana en el Norte del país. En respuesta al aislamiento, cuando ya
 habían caído Santander y Bilbao en manos nacionales, se proclamó el 
Consejo Soberano de Asturias y León. El próximo sábado se cumplen 75 
años de aquel día.
«El Consejo Interprovincial de Asturias y León (...) cree
 llegado el momento de asumir la plena responsabilidad del mando 
soberano en el territorio de su autoridad», quedó escrito en el decreto 
aprobado en Gijón «a veinticuatro horas del día veinticuatro» (entró en 
vigor el 25), en el que se dice en las primeras líneas el porqué de las 
cosas: «Quien repase en su memoria hechos históricos hallará 
confirmación de que una ciudad sitiada asumió siempre la integridad de 
su responsabilidad».
Eso ocurría en Asturias. La situación era dramática. No 
había, tal y como detalla el documento, división entre lo civil y lo 
militar, porque todo en Asturias y las áreas leonesas de Pajares y la 
comarca de Babia eran únicamente frente. Pero, pese a esas 
circunstancias de incomunicación con el mando republicano y la 
imposibilidad de recibir refuerzos, no gustó en exceso al Gobierno de 
Azaña esa declaración de independencia que convertía en Soberano al que 
hasta entonces había sido Consejo Interprovincial de Asturias y León. 
Fueron éstos los órganos creados por el Gobierno republicano para 
administrar los territorios tras el levantamiento de Franco en 1936. 
Al frente del asturiano -con y sin soberanía-, Belarmino 
Tomás (1892-1950), socialista de Sama por el que tampoco sentía especial
 simpatía Manuel Azaña y al que llamó a consultas a Valencia -no acudió-
 tras la proclamación de la 'independencia'.  Muy vinculado a la figura 
de Manuel Llaneza -trabajaron juntos en el pozo Fondón-y a la lucha 
sindical, se implicó en la Revolución de Octubre del 34 y acabó siendo 
encarcelado. Luego, ya en 1936, se convirtió en diputado electo del 
Frente Popular. Fallecido en México en el exilio, Tomás fue el líder de 
un Consejo Soberano que tuvo los días contados, pero que incluso llegó a
 acuñar sus propios sellos y papel moneda. De hecho, fue él precisamente
 quien bautizó como 'belarminos' a los billetes que se emitieron en la 
época -no solo durante la época del Consejo Soberano sino también cuando
 era territorial-.
Fueron meses fatigosos, de batallas muy duras para tratar
 de mantener el Frente Norte en manos republicanas, pero acabaron 
siendo, dos meses después de la proclamación del Consejo Soberano, 
batallas perdidas. 
El 20 de octubre de 1937, el ejército nacional toma Gijón
 y el Consejo se ahoga en las aguas del puerto de El Musel. Ese mismo 
día se celebró la última reunión del Consejo Soberano, encabezada por el
 coronel Prada, en una situación tremendamente comprometida: «Nos ha 
derrotado la aviación y pretender resistir es inútil. No cabe más que el
 repliegue si se quiere salvar parte del Ejército», quedó escrito que 
dijo el mando militar, que con anterioridad había anunciado que en Gijón
 aguardaban los barcos que podrían realizar la evacuación. Se trata de 
embarcaciones capaces de trasladar entre 50.000 y 60.000 personas. Esa 
reunión se producía a mediodía. Y a primera hora de la tarde comenzó una
 evacuación polémica que dejó en tierra a muchos afines a la República 
que acabarían convirtiéndose en represaliados justo al día siguiente, el
 21 de octubre, cuando el ejercito nacional asumió el mando de Gijón. 

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