domingo, 1 de diciembre de 2019

CANTOBLANCO, LA GESTACIÓN DEL MONSTRUO HISTÓRICO-ARQUEOLÓGICO



 El 25 de octubre de 1971 el campus de Cantoblanco es inaugurado por Franco, junto al entonces príncipe Juan Carlos y al rector Sánchez Agesta.

RTVE-NODO, LA GESTACIÓN DEL MONSTRUO





















Con el pretexto de desmasificar las aulas, se construye el campus en Cantoblanco, un lugar estratégico por varias razones: la primera y más evidente, su localización, a las afueras de la ciudad; la segunda, que se encuentra en una depresión del terreno, lo que facilitaba la vigilancia y el control de la zona por las fuerzas de seguridad; y la tercera, la escasa distancia que lo separa de la base militar “El Goloso”.



















Un poco de historia.  Durante la II Guerra Mundial la inicial ventaja militar de las potencias del EJE junto al apoyo italiano y alemán al levantamiento de 1936 y la subsiguiente Guerra Civil Española 1936-1939 hizo que las personalidades del régimen franquista con responsabilidades en el ámbito cultural virasen hacia esos dos países.

Las actividades de los Fasci all stero, las andanzas de Santo-Olalla, la visita de Heinrich Himmler a la Península son algunos de los episodios sobresalientes  de la deriva cultural del régimen franquista a la que el Caudillo era ajena por completo dado su nulo interés en el tema arqueológico .

Su buscaba entroncar y reforzar cualquier tipo de conexión con las potencias en aquel momento triunfantes y así Himmler vino a buscar los godos a Toledo o los arios a Canarias mientras que los Fasci all stero división Hispania a las órdenes directas de Mussolini levantaban estatuas de emperadores romanos incluso en pequeñas poblaciones e inundaban la prensa con todo tipo de artículos laudatorios al glorioso pasado romano.

Una vez acabada la guerra con el triunfo de los aliados y aún antes según se preveía el resultado de la contienda  el astuto Caudillo gallego fue desmarcándose de sus viejos camaradas y poniendo tierra por el medio y con él las actividades culturales de italianos y alemanes y sus correligionarios españoles.

No se sabe a ciencia cierta cuantos mandos nazis se refugiaron en España para siempre y cuantos usaron el país como trampolín para saltar a  Iberoamérica pero lo que sí se sabe es que los Fasci al Stero italianos muy numerosos fueron protegidos por la Iglesia Católica Romana que los incrustó para protegerlos en cátedras universitarias y todo tipo de organismos y dependencias culturales.

Con el paso de los años el recuerdo de la terrible hecatombe de la II Guerra Mundial fue amainando y en el inicio y transcurso de la Guerra Fría y la consiguiente división del mundo en dos bloques -capitalista y comunista- los hasta entonces discretos Fasci all Stero se fueron envalentonando y levantando el vuelo.

Ya no tenían nada que temer; los viejos enemigos eran ahora aliados contra la gran potencia del Este y sintiéndose confiados usaron los resortes de sus puestos de poder en el ámbito cultural para renacer y para poder seguir el apostolado de su doctrina romanófila.

Llegados a este punto hay que señalar que la doctrina cultural del nacional socialismo y su supremacía racial desaparece por su extravagancia y por el horroroso recuerdo de los campos de exterminio pero la romanófila de los Fasci all Stero se recompone, se pule y se reinventa intentando acompasarse con los nuevos tiempos.

Es la época del progreso, los dorados años 60, el Caudillo cambia la alpargata por el 850 y aunque nunca llueve a gusto de todos es indudable el extraordinario avance económico que se produce en aquellas fechas. Se levantan universidades aquí y allá, se inauguran museos por doquier, se aumentan las cátedras y sus dotaciones  y los Fasci all Stero junto a sus camaradas españoles viven un apogeo.

Su excelencia más preocupado en mantener el régimen con  mano de hierro y su archiprobada astucia gallega,  dedica el resto de su tiempo a los lúdicos pasajes de la pesca  y el arte venatorio dejando la puerta abierta a sus cortesanos para que se encarguen de la minucia cultural.

Campo libre pues para el conglomerado de los Fasci all Stero y sus auxiliares ibéricos que son más extremistas aún que los primeros, mas papistas que el Papa y así comienzan a urdir y a tejer desde sus posiciones de poder una suerte de búnker cultural, una nomenclatura romanófila que alcanza a nuestros días.

Comienzan a rodearse de un halo cuasisobrenatural de prestigio y admiración  todos los elementos romanos:  arquitectónicos, arqueológicos y de diversa índole encontrados ya o que van apareciendo en la Península, orientando las excavaciones arqueológicas a dicho periodo de la historia en detrimento de otros a la par que se asigna como romano o bien como tardorromano a cualquier elemento de dudosa cronología.

Viento en popa y a toda vela el romanófilo hispano campea omnipresente en todos los ámbitos culturales del estado  compadreando con el Vaticano y ante el estupor de sus colegas italianos  que observan con asombro su falta de recato y de rigor científico.

En la cima de su poder mediático es entonces cuando conciben y deciden con el beneplácito del Caudillo nunca interesado en estos temas ejecutar una suerte de Valle de los Caídos versión cultural que llevará el nombre en clave de la U.A.M. y que será popularmente conocido como Cantoblanco.

V (Victoria Aeterna)  A (Adventus)  M (Mater Augustorum)

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