martes, 26 de noviembre de 2019

ALEGATO CONTRA LA ROMANIDAD DEL ACUEDUCTO DE SEGOVIA

















Asistimos recientemente a una auténtica revolución histórico arqueológica que podríamos bautizar como "La primavera de las dataciones".

Las presas de Cornalvo y Proserpina, la muralla de León y la de Lugo, el acueducto de Mérida, magnas obras de ingeniería que se tenían por romanas han sido convenientemente revisadas y pese a la alhacara y el revuelo de algunos insurrectos al conocimiento científico lo cierto es que se ha abierto un debate académico que amenaza con rebajar ostensiblemente el legado arquitectónico de la romanización.

He aquí algunos de los principales jalones de "La primavera de las dataciones"

DIARIO DE LEÓN : La muralla de León no es romana ni del siglo IV.

DIARIO HOY: Las presas de Cornalvo y Proserpina no son romanas.

DIARIO EL PAÍS: El monumento romano que era visigodo.

DIARIO EL PROGRESO: Lugo no fue fundada por los romanos.

DIARIO EL COMERCIO La muralla de Gijón no es romana sino medieval.

Llegados a este punto cabe preguntarse por la paternidad de uno de los monumentos más singulares que existen en la Península "el acueducto de Segovia" porque existen serias y fundadas dudas sobre tal paternidad como veremos a continuación.

En primer lugar existe un auténtico guirigay sobre la datación romana del edificio, los especialistas no se ponen de acuerdo a pesar de multitud de estudios que se han hecho sobre tan emblemático edificio. No hay quorum acerca de en que época del Imperio Romano se habría alzado y dicha problemática es toda una señal premonitoria de lo que viene a continuación.

Según el aqueólogo Jorge Díaz, el acueducto de Segovia, el Arco de Medinaceli, las murallas de Carmona, entre otros muchos monumentos, son vestigios prerromanos ya que la juntura de los bloques de estas construcciones se encuentran fundidas de tal manera que no se advierte la unión entre ellos. En los monumentos de granito para que se produzca este fenómenos de erosión y compactación, hasta que desaparezcan las uniones entre los bloques, se necesita un tiempo superior a los 10.000 años. Por otra parte en el acueducto de Segovia aparecen inscripciones en grafía tartésica lo que indica que no pudo ser nunca una construcción romana, sino anterior porque los romanos construyeron su primer acueducto trescientos años después de la dominación de Hispania. Manuel Bendala, historiador de la Universidad Autónoma de Madrid, afirma que Hispania ya estaba totalmente urbanizada antes de la llegada de los romanos.




















Estos estudiosos afirman que diversas edificaciones antiguas de España no tendrían el origen que la historia oficial pretende.
Tanto en el Acueducto de Segovia como en otras edificaciones sospechosas en cuanto a su romanidad  las junturas de sus piedras han llegado a ensamblarse de tal forma con el paso del tiempo que permiten datar su antigüedad en varios de miles de años antes de la llegada de los romanos a España, pese a que la ciencia oficial insista en atribuir a estos su autoría.  En estos edificios, los diferentes bloques de roca que los componen han llegado a ensamblarse totalmente, perdiéndose la línea original o juntura, debido al efecto natural de la meteorización y la diagénesis, esto es, el conjunto de cambios físicos, químicos y biológicos mediante los cuales los sedimentos se transforman en rocas sedimentarias con el paso del tiempo. Para que una roca eruptiva como el granito se compacte y cristalice de forma natural tendría que transcurrir mucho mas tiempo que los 2000 años que les atribuyen. Según estos expertos, el tiempo necesario para provocar este fenómenos sería aproximadamente de 11.0000 años.

Está claro que los supuestos monumentos romanos en Hispania son un campo de minas. Es necesario someter el acueducto de Segovia a una pormenorizada y escrupulosa investigación con especialistas nacionales y extranjeros que empleen los últimos adelantos tecnológicos para salir de dudas.

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