lunes, 26 de marzo de 2018

CHAPUZA AL CUBO O LA MADRE DE TODAS LAS CHAPUZAS


DIARIO EL COMERCIO-EL CUBO DE VERANES

El cubo de Veranes
Una construcción de nueve metros de altura protegerá el mosaico más importante del yacimiento gijonés y reproducirá, a la vez, las dimensiones de la principal habitación de la villa romana

DIARIO EL COMERCIO, EL MOSAICO DE VERANES CAMBIA DE CASA

El "cubo", ahora derruido, costó hace diez años 540.000 euros e, invadido por el oxido,  llegó a dañar la pieza clave del museo.

EL CUBO DE LA VERGUENZA o EL CUBO DE LA BASURA


Fuente: ANDRÉS PRESEDO > Gijón  |  El Comercio Digital
13 de mayo de 2016
El mosaico de Veranes ha cambiado ‘de casa’. El controvertido ‘cubo’ diseñado en su día, hace diez años, para proteger esta riqueza arqueológica de la lluvia, resultó ser un fiasco en toda la regla. El Ayuntamiento de Gijón invirtió, en el año 2006, 540.000 euros para la construcción de aquella estructura que, apenas cinco años después, era un amasijo de óxido, que no solo no guarecía de la lluvia al bello mosaico, sino que lo estaba degradando de forma grave. Había que tomar medidas. En 2012 se constató que el citado ‘cubo’ era una ruina y que, a decir de los técnicos, no había otra opción que el derribo. Medio millón de euros habían volado y, además, los plazos para reclamar a la empresa habían caducado.
Ahora, otros cinco años después, aquel desaguisado está solucionado. El mosaico ha sido nuevamente restaurado (119.000 euros) y la caja que lo alberga (220.000 euros), es totalmente nueva, con otro diseño y materiales y  está ya dispuesta para ser visitable en pocos días.. En suma, del viejo ‘cubo’ solo queda su estructura de hierro. El resto es totalmente nuevo y construido a conciencia para lograr los dos objetivos fundamentales: evitar la entrada de agua al mosaico y, a la vez, reproducir, en lo posible, el diseño y tamaño de la que, en su día y hace centenares de años, fue la estancia principal del ‘señor de Veranes’.
El nuevo proyecto ha sido diseñado por el arquitecto José Quidiello y presenta una imagen exterior totalmente diferente al anterior, con una cubierta a base de láminas de zinc, colocadas, como un enorme puzzle, una a una y tomando todo tipo de precauciones para hacer imposible que el agua pueda atravesar las paredes, aunque la zona esta muy expuesta. Solo la zona Sur está abierta, aunque protegida por unas ‘orejas’ que también actúan de barrera contra las posibles condiciones meteorológicas adversas. También se ha tratado de que la volumetría responda, como se apuntaba con anterioridad, a lo que sería la estancia original en aquella villa tardorromana. Para ello, se diseñaron unos ventanales en la parte superior, que permitirán la entrada de luz natural y que dispondrán de un sistema de iluminación por leds para garantizar la visita vespertina en los meses invernales.
El interior está pintado en tono ocre y se creó un nuevo ‘contenedor’ para los visitantes
Se chorreó toda la estructura metálica (lo único que quedó del original) para luego tratarla, en diferentes capas, con pinturas de ámbito naval. Luego, la cubierta se hizo nueva y de cuatro aguas, como se supone que era en tiempos de la villa romana, y también está cubierta de zinc para evitar filtraciones. El viejo ‘cubo’ tenía una especie de cortinas metálicas, que resultaron ser una parte del desastre. No se sostenían y, además, generaban el óxido que acababa encima del mosaico, ocasionando un daño que, afortunadamente, no fue irreparable. Todo ello a pesar de que el tratamiento dado por los técnicos a las centenarias piedras fue de interior porque, se supone, no tendría contacto con el agua. La realidad fue, después, bastante diferente.
Ahora, la cubierta, por dentro, es lisa, pintada de color ocre, el mismo que destaca en la decoración del mosaico y se han suprimido dos de los pasillos de visita. Para ver el mosaico en su integridad hay una única entrada, que permite una perfecta visión desde una altura aproximada de un metro. La zona de acceso a los visitantes ya no estará descubierta, como antaño. Ahora se dispone de un nuevo ‘contenedor’ ligado al edificio que, a la vez, puede ejercer las funciones de zona de recepción, exposición y explicación de los detalles del mosaico.
La obra de reforma comenzó a finales del año pasado y fue ejecutada por la empresa Iguastur, de Laviana que, pese a la dificultad de trabajar en época invernal y en una zona tan abierta, ha conseguido cumplir los plazos e, incluso, terminar antes de la fecha prevista.

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