sábado, 3 de junio de 2023

LA ARQUEOLOGÍA PARACAIDISTA SE QUEDA CON EL CULO AL AIRE


 








La arqueología romanófila en Asturias con epicentro en Cantoblanco  (Universidad Autónoma de Madrid) es una arqueología impúdica porque se ha quedado como se dice vulgarmente "en pelotas".

Tras sus estrepitosos fracasos donde pretendieron inventar ciudades romanas por aquí y por allá, en Gijón, en Lugo de Llanera, en Oviedo, en Pravia, etc  se han retirado con el rabo entre las piernas, eso sí, con un extraordinario botín a cuenta de los ayuntamientos incautos de los que han estado mamando durante decenios. 

Amparados en la ignorancia  de la autoridades municipales hicieron del peplum histórico arqueológico una suerte de supervivencia económica, un medio fácil para asegurar el garbanzo.

Han pillado la tetina y se han agarrado a ella  con uñas y dientes, ferózmente, pegándose puñaladas entre ellos por ver quién mamaba mas.

Así en el mapa asturiano fueron surgiendo ciudades romanas como champiñones en el campo sin nada que las avalara más allá del espíritu de supervivencia de los arqueólogos paracaidistas.

Un enjambre de Carpantas teledirigidos desde Madrid comenzó su funesta letanía arropados mediáticamente por la prensa Perrocorneta cuyos periodistas apenas saben contar con los dedos de las manos.

Y así en asombrosa camaradería anunciaron el cultivo del maíz en la Carisa  o los olivares en el barrio marinero de Cimadevilla donde querían proyectar y asentar la Pompeya cantábrica.

En la  finca de la Castañera, otro escenario no menos extraordinario donde embaucaron a vecinos y autoridades, después de no encontrar nada se justificaron diciendo que los restos se los habían llevado los lugareños para sus fincas y para sus cuadras y se quedaron más satisfechos que Cagancho.

Inauguraron una nueva rama de la arqueología que bautizaron como "la romanización optimista" un concepto que básicamente encierra el testimonio voluntarista y doctrinario pero sin restos  materiales que lo avalen, esto es en realidad "la romanización fantasma" ,pero que les viene como anillo al dedo para fabricar peplums en serie y seguir cebándose a lo grande.

Paralelamente, y desconfiando del éxito de tan singular iniciativa en el mundo científico y académico que la ha desdeñado por completo más allá del cortijo madrileño donde inevitablemente no pueden campear tales excentricidades,  se sacaron de la manga "la romanización atlántica".

Con "La romanización atlántica"  buscaban una cobertura que ciertamente no podía darles la estrambótica "romanización optimista".

Pero qué sucedió?  pues que en Britania, en Germania, en Galicia, incluso en el País Vasco y no digamos en el oeste de Francia aparecian ciudades romanas, monumentos de primera línea, esculturas magníficas, en definitiva un territorio que en nada desmerecía del área mediterránea romana.

Cosa que al parecer desconocía la mema a la que le dieron el premio Princesa de Asturias, sra Beard, que se decía maravillada por las cuatro tejas que le mostraron en Asturias y desconocía los extraordinarios monumentos de la Britania romana. Pero si le dieron el premio Príncipe de la Paz y la Concordia al terrorista más extraordinario de todos los tiempos, Yasser Arafat, bien pudieron darle a la histriónica británica el de Ciencias Sociales.

Cuando las cátedras se convierten en carrousseles y los catedráticos en zamarracos pasa lo que pasa.

GIGIA DE URBE A UBRE

Gigia, la ciudad fantasma de Gijón, después de quemar millones de euros en sacar cuatro tejas y sin descubrir una sola calle o monumento se convirtió en una ubre bautizada como "Gijón proyecto de arqueología" el mayor escándalo arqueológico de España junto al de Iruña Veleia y que ha culminado con la petición firme de su expulsión de la red de ciudades romanas de Hispania por fraude científico.

Quién devolverá al contribuyente todos los recursos quemados en su ordalía de falsificaciones? El tiempo lo dirá porque no ha de quedar impune.

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