Alis Serna, en el Museo Arqueológico, muestra la punta de lanza encontrada en Peñamellera Baja. A su lado, Alfonso Fanjul.
Parece «un basurero de la Edad del Hierro completamente intacto». Así lo describe el arqueólogo asturiano Alfonso Fanjul Peraza, que se encarga en los últimos meses de estudiar este yacimiento, hallado en diciembre de 2016 por el espeleólogo Alis Serna Gancedo mientras realizaba una exploración deportiva de varias cavidades del concejo de Peñamellera Baja, en el Oriente asturiano. En una de ellas, el deportista cántabro, que es además arqueólogo y ha realizado numerosos estudios sobre hallazgos en cuevas en la comunidad vecina, se encontró en superficie una serie de objetos y restos óseos, que han resultado ser de la Edad del Hierro, esto es, de entre los siglos V y I antes de Cristo. Los investigadores han confirmado que se trata de restos humanos, hallados en superficie, entre ellos un gran fragmento de cráneo y, a su lado, varios dientes, aún sin datar ni estudiar. También han aparecido piezas de cerámica y «una potente colección de fauna».
Según explicaba ayer Alfonso Fanjul, que también participaba en aquella excursión espeolológica y fue avisado por su compañero del hallazgo, «la cueva constituye un ejemplo excepcional en Asturias de ocupación subterránea tardía dentro de la Prehistoria reciente y, teniendo en cuenta la calidad y la cantidad de las piezas, así como la escasez de yacimientos en cueva de esta época, podríamos decir que el yacimiento descubierto no tiene parangón en Asturias, donde la presencia de un vertedero protohistórico intacto, con cerámicos y fauna de la Edad del Hierro sobre el que aparecen en superficie una punta de lanza perfectamente conservada y restos humanos, convierten a este yacimiento en la gran cueva de la Edad del Hierro asturiana». Añade que el único paralelo claro está en Lledías, en Llanes, al que se podría sumar -con varios siglos de mayor antigüedad- la sima de Fuentenegroso, en la sierra del Cuera.
Los descubridores comunicaron el hallazgo a la Consejería de Cultura, que envió una semana después a dos arqueólogos del servicio de Patrimonio para realizar una visita técnica. Trasreconocer los restos, se trasladó la punta de lanza al Museo Arqueólogico de Asturias, donde quedó depositada. La pieza, «excelentemente conservada», mide 30 centímetros de longitud, es de sección plana y dispone de un mango de madera circular. Al pasar casi cinco meses desde el hallazgo sin que los descubridores hayan recibido el encargo de realizar una actuación de emergencia -tal y como exige la Ley de Patrimonio- y ante el riesgo de que el yacimiento sea saqueado, han dedicido presentar un proyecto y solicitar esa actuación de emergencia. En la misma, según ha podido saber EL COMERCIO, se plantea una topografía de todo el yacimiento, la recuperación y estudio de las piezas y la obtención de muestras para realizar una datación con Carbono 14, aprovechando que la punta de lanza mantiene inctacta la madera del arma. Igualmente, plantean un presupuesto para realizar un análisis de ADN y un estudio antropológico de los restos humanos para poder datarlos y confirmar su importancia arqueólogica.
«Preferimos no dar el nombre de la cueva ni su ubicación exacta para evitar posibles expolios», explicaba Fanjul, quien de todas formas cree que es necesario realizar «cuanto antes» esa intervención de urgencia para recuperar los restos, que siguen en el mismo lugar donde fueron encontrados a finales del año pasado.
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