Éramos pocos y parió la güela; no había suficientes museos en Asturias que decidieron montar uno a lo grande para colar a las harapientas mesnadas de la rosa que languidecían en Gijón tras ocho años en la oposición. Moriyón claudicante ya había aceptado como mal menor "el gran cebadero" con tal de mantenerse en el puestín hasta junio del presente año.
Sin oficio ni beneficio toda la retahila de vagos que portan el carnet de la rosa esperaban como agua de mayo la ejecución por fin del gran cebadero, exasperados tras años de retrasos.
La playa, que está podre de carbón, el cielo que es un infierno de contaminación, el turismo que huye despavorido.......la ganadería y el campo son un romántico recuerdo, las pocas fábricas que quedan bajo amenaza constante y antidiluvianas, sin inversiones........y llega la juerga de los prestidigitadores a sacarse de la manga el enésimo cebadero para chapotear en el apogeo de su inmundicia.
Ajenos a toda esta reciella de farsantes los vecinos de Cimadevilla le han dado la espalda al proyecto desde el primer momento.
Si ya había un wáter famoso en Cimavilla, el de King Kong, ahora va a haber dos; este último más grande, más sucio y sobre todo más costoso.
Todo aquello que sea no generar riqueza está en el epicentro de la estrategia de la golfancia combinado con la perentoria necesidad de acoplar a su pandemia de piojos.
Una vez establecido el diagnóstico, el caldo de cultivo, sobre él converge las ambiciones de una secta arqueológica que busca bastardear a toda costa la legendaria historia asturiana y forrarse de paso como viene haciendo desde los tiempos del nefasto Areces al que la honorable cirujana dicho sea de paso en otra mas de sus estúpidas actuaciones le nombró hijo predilecto de Gijón. El resultado ahí lo tiene que perdió hasta los zapatos.
Así se junta el hambre -los piojosos de la rosa- con las ganas de comer -los paracaidistas de la U.A.M.- para montar a lo bestia un cebadero donde piensan empapizarse a costa del pueblo de Gijón.
Quieren hacerlo sí, sin oposición, en un paseo triunfal y a los acordeones del cachondeo padre. Así es y así se lo estamos contando y se lo vamos a contar de forma minuciosa capítulo a capítulo para que vds, honorabilísima audiencia, no se pierdan nada.